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Mujer con lucha interna Angel y Demonio

Mi intención es hablar de cómo se va construyendo la Consciencia de un individuo en una misma vida. En otro artículo hablaré de este proceso a lo largo de las distintas vidas. En otro hablo de la Consciencia Colectiva o Grupal. Aunque son procesos con puntos en común, lógicamente no es igual.

Primero debemos definir un poco que entendemos por consciencia respecto a lo que voy a comentar.
La consciencia no es un elemento monolítico y único, que solo tiene un aspecto. La consciencia es una mezcla de elementos que nos forman, y ese conjunto es lo que al final da como resultado lo que entendemos por consciencia.

Aunque dentro de ese conjunto hay (o debería haber) un punto central que nos identifica, hay por decirlo de alguna manera multitud de personajes que van haciendo su papel en nuestra vida cotidiana.

Es mucho más que la imagen típica de las películas que sale una persona con un ángel a un lado y un demonio al otro, diciéndoles cosas a la persona. Es algo parecido a eso, pero con más personajes. Algunos muy “angelitos” y otros muy “demoníacos”, otros no tan «buenos o malos», pero también otros que no tienen que ver con “bien” y “mal”. Tienen que ver con sensaciones, sentimientos, opiniones, personajes familiares interiorizados, personajes colectivos interiorizados, creencias del colectivo en que vivimos, de la nación, etc.


Algunos de esos personajes, los percibimos claramente como diálogos de forma consciente. Otros actúan de forma semiconsciente, nos afectan de alguna manera, los notamos, pero no son tan claros y manifiestos en lo cotidiano. Pueden aparecer como incomodidad o atracción por una situación, como deseo tener o hacer algo, como impulso o rechazo imparable, etc.

Hay personas que, por su forma de ser, son muy “blanco y negro” muy fundamentalistas. Todo es “bueno o malo”, querido o rechazado. No quiere decir que en ellos no actúen otros personajes, pero lo hacen de forma inconsciente, por lo que puede ser más peligroso. Son personas que pueden acabar siendo líderes, pues no tienen dudas. Lo que ellos piensan es “la verdad” y los demás están con ellos o contra ellos, amigos o enemigos. Pueden aparecer como personas de convicciones, pero en realidad son esclavos de su propia limitación interna. Un ejemplo típico de esto es el típico predicador, iluminado y sectario de las películas, que solo crea destrucción en su entorno. Y lo mismo, no tan evidente y más peligroso, algunos políticos o líderes religiosos que acaban provocando guerras y/o matanzas.

Otras personas son tantos personajes internos que siempre dudan. En algún momento aparece uno, luego otro dice algo y luego el otro. Están siempre perdidas en un mar de opiniones y posibilidades internas, dudando, preguntando qué hacer. A pesar de eso, aún hay un personaje central que los identifica, aunque sea un poco difícil de identificar a veces. Son personas que ya no viven en blanco y negro, son más amplias y pueden vivir en muchos colores, a veces demasiados.

Quizás un punto de equilibrio entre los dos sea lo más favorable para poder desarrollar una vida interesante. Disponiendo de muchas opciones, pero sin perdernos en ellas.

Bueno, visto de que estamos hablando, podemos ver cómo se forma todo eso.

Sin entrar en este artículo en el proceso en distintas vidas, si nos atenemos a una sola, el proceso empieza desde la concepción.
Desde el momento de la concepción hasta que morimos, acumulamos experiencias, interiorizamos “frases”, vemos que es lo que recibe reconocimiento o rechazo en nuestro entorno, grabamos respuestas automáticas a situaciones, sentimos atracción o rechazo a energías en función de experiencias relacionadas anteriores.
Y eso que vamos interiorizando, va conformando esos personajes internos, va determinado cuáles son más dominantes, cuáles responden ante diferentes situaciones, etc. Define lo que nos parece aceptable y lo que no.
Por eso, sobre todo en la infancia, aunque también de adulto, es muy importante las cosas que vivimos. Qué entorno tenemos, si se nos trata con respeto o se nos imponen cosas, si tenemos un tipo de experiencias u otras, etc. Eso irá configurando nuestra consciencia, lo que para nosotros es importante o no, lo que es atractivo o repulsivo, etc.
Puede ocurrir algo muy gordo y ni enterarnos prácticamente. Y algo que ni ha ocurrido, pero a nosotros nos parece como si fuera real, puede marcarnos muchísimo.
Lo que seleccionamos depende evidentemente de en que ponemos atención, y ponemos atención a lo que esos personajes nos plantean como importante y lo que nuestra alma tiende a escoger.
El temperamento (conjunto de energías que nos configuran), lógicamente, también contribuirá a unas elecciones u otras. Un temperamento muy activo evidentemente no centrará su atención en algunas de las mismas cosas que un temperamento pausado y analítico.

Y al final, este maremágnum de cosas, acaba siendo lo que configura como nos comportamos, como respondemos a situaciones, etc. Y sería lo que podemos definir como «consciencia» o «consciente + inconsciente» de esa persona.

PD: 26/10/2014:

Lo que comento en este artículo se refiere a la parte que podríamos llamar EGO o ego, según este gobernando o al servicio del SER.

En otros artículos desgrano los distintos personajes habituales, la consciencia grupal, como es manipulada la consciencia por los manipuladores, etc.

Y la relación ego y SER en Manifestar el SER y EGO, palabra maldita, palabra comodín.

Autor: Josep Vergés Fecha: 10/3/12

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