
El origen de este artículo viene de la experiencia vivida en la constelación individual de una mujer que vino a constelar sus constantes ataques de pánico.
En esa constelación descubrí hasta qué punto en su caso, y luego verificándolo con otras personas, que muchos ataques de pánico tienen que ver con una manera de respirar errónea. En este artículo voy a explicar qué ocurre y la forma sencilla de resolverlo.
Las personas que han usado este sencillo método no han tenido ningún ataque más, o si lo han tenido, han sido muy leves. No digo que sea la solución a todos los problemas de ataques de ansiedad, pero para muchos sí.
Escuchar en IVOOX: https://go.ivoox.com/rf/141302913
Ver en YOUTUBE: https://youtu.be/JFWdlp2DgdU?si=GH7aa-EFrzvj5eRM
ENTENDER LA DINÁMICA DE LA RESPIRACIÓN «NORMAL»
No pretendo hacer un tratado exhaustivo sobre la respiración. Solo quiero que se comprenda suficientemente lo básico de la respiración para que se entienda lo que quiero explicar. El proceso mecánico de la respiración es muy simple. Los pulmones se expanden y encogen, y eso fuerza la entrada y salida de aire. Eso es la base.
Pero eso se puede hacer de muchas maneras y ahí es donde puede estar el problema.
De hecho, ese movimiento alternativo de expandir y encoger se puede hacer desde varias partes del cuerpo, que pueden trabajar de manera aislada o funcionar simultáneamente.
RESPIRACIÓN CON LOS HOMBROS O CLAVICULAR
En este tipo de respiración solo los hombros suben y bajan.
Al hacer eso implica que solo la parte superior de los pulmones trabaje. Con este funcionamiento se observa, sobre todo, que la parte baja de los pulmones no funciona correctamente al no renovar prácticamente el aire en esta parte.
Figura-1: Podemos ver en la imagen, que solo hay movimiento en los hombros, subiendo y bajando. Y que la renovación del aire es muy pequeña.

RESPIRACIÓN CON LA CAJA TORÁCICA
Con esta respiración el pecho se expande y encoge.
Al hacer eso, produce que la mayor parte de los pulmones se llenen y se vacíen de aire.
Es la más habitual, la que la mayoría de las personas utilizan.

Figura-2: Podemos ver el incremento y reducción del volumen del pecho. Eso produce un llenado y vaciado de una buena parte de los pulmones
RESPIRACIÓN ABDOMINAL
En esta respiración, la barriga sale hacia afuera y vuelve hacia adentro.
Al hacer eso, implica que cuando la barriga sale, el diafragma baja, forzando la entrada de aire en la parte baja de los pulmones. Cuando la barriga va hacia adentro, el diafragma sube, forzando la salida de aire en la parte baja de los pulmones.
Figura-3: Podemos ver que el pecho no se mueve, solo la barriga, a consecuencia de la subida y bajada del diafragma. El aire se renueva sobre todo en la parte baja de los pulmones, mucho menos en la superior.

También hay muchas personas que, por distintos motivos, bloquean el diafragma. Lo más habitual es que por alguna razón han querido mantener la barriga hacia adentro. Eso se suele hacer de adolescente. y esto implica, a la larga, una gran rigidez en toda la zona.
La consecuencia es una falta de “oscilación” de todo el abdomen. Eso se puede traducir en dificultades intestinales y también de suelo pelviano, sobre todo en mujeres.
Toda esa zona está diseñada para tener permanentemente esas “olas” que ayudan al tránsito digestivo y el desplazamiento de los distintos fluidos presentes en la zona. Es como un “bombeo”. Pero al estar todo rígido, falta y crea problemas de “estancamiento”.
RESPIRACIÓN INTEGRADA
En la respiración normal en momentos de no esfuerzo, lo más saludable es respirar básicamente con la caja torácica y la abdominal conjuntamente y de forma sincrónica. Eso produce una buena ventilación de los pulmones, pues ese movimiento produce la renovación del aire en probablemente todos los alvéolos pulmonares.

Figura-4: Podemos ver que al producir el movimiento alternativo a la vez, en todo el volumen de los pulmones, hace que el aire se renueve de forma eficaz en todos los pulmones.
En momentos de esfuerzo, simplemente se aumentará el recorrido y velocidad de ese movimiento generando, por tanto, la renovación de más cantidad de aire al mismo tiempo para poder aportar más oxígeno. Y si el esfuerzo es grande, entonces incluso los hombros también harán un recorrido mayor. Esto sería lo que el cuerpo haría normalmente de forma automática para poder mantener el nivel de oxígeno en sangre dentro de los valores correctos. Si el nivel de oxígeno baja, aumentará la actividad de la respiración; si el oxígeno sube, reducirá la respiración (ritmo y/o profundidad).
Un nivel saludable de oxígeno en las arterias es aproximadamente de 75 a 100 milímetros de mercurio (mmHg). Hipoxemia es cualquier valor por debajo de 60 mmHg.
Eso sería lo habitual en situaciones normales, ya sea de reposo o de actividad física, incluso fuerte, que no nos genere estrés.
Si hay estrés, entonces es muy habitual que el cuerpo acelere el ritmo de la respiración. La razón es muy sencilla: el cuerpo se prepara para la defensa o la huida. Si eso ocurre esporádicamente no pasa nada, pero si ese estrés es sostenido en el tiempo, al final pasa factura al cuerpo.
Como tenemos un cierto control consciente de la respiración, en la mayoría de técnicas de relajación, de yoga, etc. se trabaja mucho con la respiración. Lo habitual es que el trabajo consista en hacer respiraciones largas y profundas.
El hecho de alargarlas, hace precisamente el efecto contrario de la rapidez, nos relaja y desestresa. Y el hacerlas profundas sirve, por un lado, para compensar esa ralentización y para que no falte oxígeno. Pero sirve, sobre todo, para asegurar la renovación del aire en todos los alvéolos pulmonares, con lo que con menos respiraciones se consigue una mejor oxigenación.
Aunque no es muy relevante de cara a los ataques, es aconsejable respirar siempre por la nariz. Esta, entre otras cosas, tiene la función de filtrar y temperar el aire que accede a los pulmones, reduciendo así el riesgo de enfermedades.
RESPIRACIÓN INVERTIDA
Durante las constelaciones siempre estoy muy atento a la parte corporal de la persona que constela. Eso da una información muy valiosa para percibir cosas que «están ocurriendo dentro» de la persona: respiración, expresión de la cara, mirada, postura corporal, manos, etc.
Volviendo a la mujer que vino a constelar, comentada al principio, me di cuenta de que su respiración era muy peculiar. Observé que solo respiraba moviendo los hombros hacia arriba y hacia abajo, pero prácticamente no movía el pecho, y en absoluto movía el vientre. Eso me llamó mucho la atención y pensé en la posibilidad de que eso tuviera algo que ver con los ataques de pánico, pero no sabía cómo.
Al acabar la constelación, le expliqué lo que había observado y constaté que ella no era consciente en absoluto de cómo respiraba. Entonces le pedí que respirara con el pecho, y empezó a hacerlo con dificultad, pues no sabía muy bien cómo. Pero entonces me di cuenta de algo que me sorprendió.
Cuando ella hinchaba el pecho, su barriga entraba hacia adentro, es decir, el diafragma subía. Y cuando deshinchaba el pecho, su barriga salía, es decir, el diafragma bajaba.
Eso implicaba que cuando el pecho pretendía introducir aire, el diafragma pretendía sacarlo y al revés. Y eso conlleva que, aunque haya movimiento de pecho y de diafragma, uno compensa al otro y es prácticamente como si no se respirara.
Es la RESPIRACIÓN INVERTIDA.
Imagen-5: Podemos ver cómo al subir el diafragma, el pecho sale hacia afuera, y al revés. Con lo que el aire se desplaza por los pulmones, pero es como si hubiera un tapón en el cuello.

Entonces entendí lo que pasaba en su caso. Cuando se ponía nerviosa, angustiosa o con miedo, aceleraba la respiración, y aunque entonces incluía movimiento de pecho, el diafragma anulaba ese efecto. Eso implica una mala ventilación y, por tanto, una mala oxigenación.
El cuerpo detecta que el oxígeno no sube como debería subir al aumentar la respiración, pues sigue sin prácticamente nigún resultado eficaz. Y entonces se entra en un círculo vicioso donde el cuerpo se pone en alerta máxima porque, para él, hay riesgo cierto de muerte por asfixia. Está intentando oxigenar más y no lo consigue, por lo tanto, está pasando algo «muy grave», y ya tenemos el ataque de pánico en pleno estallido con la respiración superacelerada, pero absolutamente ineficaz.
NORMALIZAR LA RESPIRACIÓN
La clave está en aprender a respirar correctamente. Pero es importantísimo hacer las prácticas cuando estamos tranquilos. No funcionará si lo intentamos por primera vez cuando ya estamos en pleno ataque de pánico o de angustia.
PRACTICAR LA RESPIRACIÓN CORRECTA
Lo que voy a explicar hay que practicarlo a menudo cuando estamos tranquilos, hasta que se convierta en algo «natural» en nosotros.
Y si se llega a producir un conato de ataque de pánico, entonces será clave recordar y poner consciencia en la respiración para que no vaya a más.
Nos ponemos de pie y ponemos una mano en el pecho y otra en medio de la barriga. Las manos nos servirán para poder notar la posición y movimientos del pecho y de la barriga.
Entonces empezamos a hacer respiraciones suaves, pero largas y profundas. Pondremos mucha atención a que, cuando el pecho crece, la barriga también lo haga. Y cuando el pecho baja, la barriga entra hacia adentro.
Es especialmente importante asegurar esa sincronía correcta para las personas que hacen la respiración invertida.
O que se mueve en las que tienen la barriga rígida.
La clave está en practicar cada día un rato, y durante un tiempo. Hasta que ya sentimos la respiración sincrónica como normal, como natural. Practicar, practicar, practicar….
En realidad, como puede verse, es extremadamente sencillo. Pero requiere poner atención y constancia.
Una vez eso se vuelve normal en nosotros, ya no es necesario practicar cada día. Pero sí que puede ayudar el practicarlo para relajarnos en momentos de estrés.
CONCLUSIÓN
Mi experiencia con las personas que tenían ataques de pánico o de angustia es que, después de practicar esto durante un tiempo, no han vuelto a tener ataques. Y si han tenido un conato, recordando esa respiración, los han tenido solo suaves, no ha ido a más.
Este es el caso de la mujer que vino a constelar, quien no ha tenido más. Es cierto que lo que resolvió en la constelación ayudó, pero la clave está en que aprendió a respirar correctamente.
Si conoces personas que tienen ataques de pánico o de angustia, te animo a que les compartas el artículo. Igual les puede ayudar el entender este sencillo mecanismo.
Autor: Josep Vergés Fecha: 23/02/2025
Escuchar en IVOOX:
https://go.ivoox.com/rf/141302913
Ver en YOUTUBE:
https://youtu.be/JFWdlp2DgdU?si=GH7aa-EFrzvj5eRM
Ver artículos relacionados: