En este artículo desarrollo el proceso hacia una muerte próxima, no hablo del momento de la muerte en sí, tema que desarrollo en los artículos sobre la muerte (ver lista la final). Tampoco entro en el proceso "médico", tema que trato en otro artículo. Aquí desarrollo los procesos psicológicos y espirituales que se producen en una fase así.

Solemos vivir como si la muerte no existiera, como si eso no fuera con nosotros. Nos pasamos la vida posponiendo cosas que realmente queremos hacer, por "conseguir" cosas que luego no nos llevaremos al morir.

Por eso, cuando llega la noticia de nuestra muerte próxima por cualquier causa, nos pilla con el pie cambiado. Se nos cae todo lo que creíamos que éramos y eso nos obliga a plantearnos cosas.
De todas maneras, el artículo tengo intención de orientarlo de otra manera, pues de lo que acabo de comentar trata la web entera.

En este artículo quiero hablar de los procesos que suelen darse después de una noticia de este estilo, tanto para el que puede estar yéndose, como para el que se queda de su entorno. Aunque, evidentemente, cada persona y proceso tiene infinitas variantes, hay una serie de dinámicas bastante habituales y conocerlas nos puede ayudar a acompañar un proceso de este tipo.

Dividiré el artículo en tres partes. Una la parte común para unos y otros, otra para el "terminal" y otra para el "de al lado del terminal". Se que usar este vocabulario puede sonar irreverente, pero es que no encuentro otro mejor.

Cuando llega una noticia de este tipo, después del evidente y normal shock inicial, se suelen pasar una serie de etapas habituales. Unas pueden ser más largas y otras más cortas o no aparecer, al menos de una forma clara. Afrontarlas de una manera u otra puede ser la clave para vivir el tema aún con más sufrimiento o para vivirlo, dentro de lo que cabe, de una manera mejor. Y al fin y al cabo, si se supone que es lo poco que se va a vivir, ¿no vale la pena hacerlo lo mejor posible dentro de las circunstancias?

 Tanto el que se va como el-los que se quedan van a tener que pasar por la muerte quieran o no, pero la experiencia y la vivencia hasta que no llega puede ser un infierno o el cielo depende de como afrontemos ese proceso. Conozco gente que dentro del lógico e inevitable sufrimiento que se produce durante el proceso, fue transformador y muy enriquecedor hasta el punto de sentirse agradecidos por la experiencia. Para otros, simplemente fue devastador. ¿Qué sentido tiene malgastar lo poco que queda con dramas? No me refiero a bloquear o esconder emociones y sentimientos, me refiero a elegir una cosa u otra, y eso depende de nosotros.

En toda esta fase también pueden ser de ayuda algunos grupos de apoyo. Algo tan sencillo como compartir lo que se está viviendo y ver que otras personas pasan por cosas parecidas es muy liberador. Evidentemente, el grupo estará formado por personas vivas, pero también suelen asistir personas que han perdido a alguien, que pueden ser de gran ayuda, pues conocen el proceso, y si están ahí es que tiene vocación de ayudar a otros.

Grupos de estos los hay con un acercamiento solamente físico-emocional, que ya pueden ser de gran ayuda. Otros integran una concepción trascendente abierta, la cual que para personas con estas inquietudes puede ser más enriquecedor. Y también los hay sectarios que lo único que quieren es captar adeptos, aprovechando un momento emocional delicado.

Vivir el proceso acompañado por un grupo de estos de "acompañamiento a la muerte" de personas, digamos, sanas puede transformar totalmente la experiencia, ya que nos dan herramientas y experiencias que nos pueden ser muy útiles.Pareja ancianos

También nos puede ayudar leer libros sobre el tema, como los de la doctora Kübler Ross, con un acercamiento más físico-emocional sobre el tema o el Libro Tibetano de los Muertos, según nuestras tendencias.

Evidentemente, también será muy distinta la primera fase, donde muchas veces aparentemente todo sigue igual, a cuando la enfermedad (o la edad) está ya muy avanzada y se presentan serias limitaciones físicas (dolor, inmovilidad, dependencia, etc) o incluso de consciencia (coma, Alzheimer, etc).

Afectará también el tipo de tratamiento y sus efectos secundarios o cuando por el dolor se entra en cuidados paliativos. Eso puede hacer que se manifieste un cierto o total grado de desconexión de la consciencia.

Una reacción que se suele dar también es negarlo y esconderlo al entorno más cercano, especialmente a los niños. Normalmente se hace con buena intención, pero en la mayoría de los casos suele ser peor, pues ellos ven que pasa algo y que están siendo engañados y la consecuencia es la pérdida de confianza, a parte de que así se les impide que puedan llevar a cabo su proceso interno previo. A los niños hay que tratarlos con naturalidad, no como deficientes mentales, evidentemente explicando las cosas de acuerdo a su edad y de manera que puedan entenderlo, pero sin engaños.

Otro tema común a afrontar son las cuestiones legales y financieras. A veces puede aparecer la cercanía de la muerte en un momento complicado. En estos casos pueden ayudar los sistemas de asistencia social o beneficencia según el país. También es habitual intentar dejar lo mejor posible a los que se quedan, dentro de lo posible, negar la evidencia y no hacer nada puede complicar las cosas a los que se quedan.

Proceso del que se va

Cuando el sentenciado recibe la noticia se queda descolocado. Y evidentemente no será lo mismo a 15 días que a 10 años y con o sin sufrimiento previsible.
Todos nos podemos morir dentro de un momento por lo que no debería haber tanta diferencia, pero la realidad es que la hay y por eso escribo este artículo.
A partir de ese momento aparecen varas fases típicas. Lo podéis investigar leyendo a Kübler Ross, no repetiré lo ya escrito en muchos sitios.

Entonces, típicamente aparecen frases que me ponen los pelos de punta. Aquí solo las menciono, pero en el artículo sobre enfermedades terminales lo desarrollaré más ampliamente:
"Ha continuado igual que siempre hasta el último momento" => Si siempre haces lo mismo obtendrás los mismos resultados, por tanto si sigues haciendo lo que te enfermó, ¿como quieres curarte?
"Luchó hasta el final contra la enfermedad" => ¿Y de que le sirvió? A lo mejor más le valía luchar menos y disfrutar más lo que le quedaba.
"El tratamiento le fue muy bien, pero no lo consiguió" => ¿Como le fue muy bien si se murió?
"Hizo todo lo que le dijerons" => ¿Quien? ¿En base a que? ¿A los intereses de un laboratorio que se forra a costa de su enfermedad?

Yo parto de la perspectiva de que la muerte no existe, que es solo un tránsito. Por tanto, en un proceso de este tipo no me interesa tanto la supervivencia del cuerpo físico, aunque reconozco su importancia, como la resolución del problema interno que llevo a esa enfermedad. La razón es muy sencilla, si lo resuelve no repetirá, si no lo resuelve se lo lleva consigo y repetirá. (Ver artículo Karma, energía y Continuidad de Consciencia). A mi me interesa la CURACION interna de verdad. Si eso se consigue, todo eso que hemos ganado para esta vida y las demás. Si salvamos el cuerpo, pero todo sigue igual vamos a repetir.

Los que se quedan

Lógicamente a estos también los va a afectar. Que una pareja, padre o madre, cuando uno es pequeño o un hijo pequeño, entra en un proceso de este tipo, también va a remover muchas cosas. Si es un padre o madre ya muy mayor y uno ya es muy adulto, va a ser mucho más fácil "por aceptarlo como normal", evidentemente. Aunque una parte de este proceso tiene mucho que ver con condicionamientos y aprendizajes.

Independientemente de como le vaya a afectar eso a nivel de recursos económicos o situación afectiva, que evidentemente va a cambiar para el que se queda, también va a tener un proceso interno en relación al que se va y a su propia vivencia de la muerte. Y a veces puede ser muy duro, porque tiene que vivirlo procurando que eso afecte lo mínimo posible al que se va en su propio proceso, mientras lo está cuidando, etc..
En este caso, una red de apoyo alrededor de la o las personas más directamente relacionadas con el que se va a ir, puede ser clave para poder vivir el proceso en mejores condiciones. Pueden ser los amigos de verdad, familiares cercanos, alguien contratado, servicios sociales, grupos de apoyo, etc.

Los niños si son tratados como seres inteligentes y se les "acompaña" sin decirles lo que tienen que hacer, suelen ser los que lo viven mejor, con más naturalidad. Pero si el que tiene que acompañarlos esta "tocado y hundido" evidentemente esto es lo que ellos recibirán y lo pasaran mucho peor.

También en estas fases las inmadureces personales surgen a la vista. Conozco casos de personas tan inmaduras psicológicamente que en lugar de apoyar y ayudar en la medida de lo posible al que va de camino a la muerte, refuerzan aún más sus "juegos psicológicos" de manipulación para seguir extrayéndole energía como antes o más. Evidentemente eso no ayuda.

 En la escuela no se da ningún tipo de recurso emocional para la vida, por lo tanto menos aún para la muerte. Debería ser un tema incorporado en la escuela. Pero evidentemente no me refiero a clase de religión, que no deja de ser una manipulación de las consciencias, sino a "conocernos" mejor cómo somos y cómo funcionamos.
Algún día eso se incorporará a la educación. Que eso ocurra implicará ya un mayor nivel de consciencia general y eso al mismo tiempo generará a su vez un aún mayor nivel de consciencia general. Por eso en los planes educativos no se incorpora, ya que la gente sin recursos internos es más fácil de manipular.

Un buen acompañante al lado del que se va, que el ayude y acompañe en su proceso, pero que le deje vivirlo con libertad sin atarlo con las propias limitaciones y necesidades, puede hacer milagros respecto a cómo viva la experiencia el que se va. Incluso al final puede que no se vaya dado el alto nivel de transformación vivido.

 

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Autor: Josep Vergés  Fecha: 6/4/2014

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