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Los niños están naciendo, en general, cada vez con un nivel de consciencia más elevado.
Además, muchos de ellos nacen ya con continuidad de conciencia, es decir que recuerdan quiénes son y qué han venido a hacer.
Pero, al ir creciendo, cada año que pasa el entorno que encuentran los cortocircuita y les obliga a cerrar puertas y a desconectar para evitar sufrimiento. Incluso muchos se cierran directamente por la presión especifica, en este sentido por el entorno.

A mi parecer ha llegado el momento de decir basta a este cortocircuitar la conciencia de los que llegan. Seguramente es una impresión compartida por miles de personas del mundo. Creo que ha llegado el momento de que se mantenga el hilo conductor de la consciencia desde antes de la concepción hasta después de dejar el cuerpo. Ha llegado el momento del despertar de la humanidad a una conciencia más elevada y ya no es de recibo que se pierda esta continuidad de conciencia. Ciertamente, no todas las almas humanas están ya preparadas para este hecho, pero una parte importante sí lo están. Y vale la pena que éstas que ya nazcan con ella puedan mantenerla. Entonces, a la que haya una masa crítica suficiente que lo consiga, el resto podrá hacerlo.
Por lo tanto, un gran reto pero al mismo tiempo un objetivo clave ahora para la Humanidad, es conseguir la “continuidad de conciencia” desde el nacimiento.

¿Qué entendemos como continuidad de consciencia?
Igual que cuando vamos a dormir y al día siguiente, cuando nos despertamos, recordamos quienes somos, la continuidad de conciencia significa recordar igualmente “Quiénes Somos” y “Qué hemos venido a hacer” en esta vida desde dimensiones más profundas de nosotros mismos. Mucha gente, además, consigue mantener el recuerdo consciente de otras vidas de una forma estable.

Hay una parte del trabajo que debemos hacer con nosotros mismos y que nadie puede hacer por nosotros. Pero también hay una parte muy importante de implicación responsable de todos, para ayudar a los demás y, en la medida de lo posible, facilitarles esta tarea. Especialmente vale la pena que lo tengamos muy en cuenta con los niños.

¿Cómo se puede hacer esto?
No hay una sola cosa que hacer. Hay multitud de pequeños o grandes cambios en muchos aspectos. Quiere decir que la gente que por diferentes motivos tiene que ver con el desarrollo de cada parte de la vida humana, sea consciente de la importancia de tener en cuenta este factor en la parte que le toca y, por tanto, haga los cambios necesarios en su actuación para poder ayudar a mantener la conciencia a todas las personas con las que actúa.

Que la gente que prepara a los futuros padres, o se prepara para serlo, tenga en cuenta este factor a la hora de acercarse a la concepción. Esto quiere decir ser el máximo consciente del pacto que se está estableciendo con esa alma que ha de encarnar a través nuestro. Este pacto es un pacto entre iguales, allí no hay grandes ni pequeños. Quiere decir partir de la base que esta alma no viene a satisfacer nuestras proyecciones y deseos, sino que viene con un plan propio de manifestar una serie de cosas. Viene a que juntos hijo/a y padres hagan un trabajo y un aprendizaje conjunto y una manifestación y co-creación conjunta. Hay personas que son conscientes y recuerdan este pacto, la mayoría no, pero que no lo recuerden no quiere decir que no lo hayan hecho.

El momento de la concepción en sí también se puede afrontar de muchas maneras. Pero, obviamente, no es lo mismo una concepción en un acto sexual en medio de una borrachera o drogas, que un acto de amor, con conciencia del ser que está llegando. Poca gente es consciente del hecho de que la concepción se dará en aquel día, pero si cuando se busca un hijo se procura tener una actitud de amor y bienvenida siempre que se hace el amor, ya tenemos mucho ganado. Aunque, por supuesto, estaría muy bien tener siempre esa actitud al hacer el amor, es especialmente trascendente cuando uno está buscando un embarazo. Hay más gente que aun sin saberlo antes, recuerdan el día de la concepción como un día especial. Aquí vamos por el buen camino.

También, todo el tiempo del embarazo no hay que decir que es muy importante. No es lo mismo pasar del embarazo, y seguir trabajando, comiendo mal y teniendo experiencias desagradables, que a pesar de trabajar si es necesario, tener una actitud de cuidado hacia el cuerpo de la madre y el ser que lleva dentro, cuidando que todo el que hay alrededor sea positivo, amoroso, relajado, respetuoso.

Otro momento clave es el momento del parto. Puede ser un parto inducido y anestesiado con química para no sentir y totalmente alterado o puede ser un parto con conciencia y respeto del ritmo natural del niño y la madre, teniendo una actitud de receptividad y confianza en los procesos que se van dando. No hace falta decir que el resultado no será el mismo a nivel de conciencia. Hay bebés que asoman cuando salen y de alguna manera saludan o son saludados por los padres o personas presentes. ¿Hay que decir que esto marcará una diferencia?

Seguimos con la fase de los primeros días de vida. Hay niños que son "abandonados" en una cuna y se les deja llorar para que "aprendan a dormir solos", cuando entonces lo que aprenden es que hagan lo que hagan no hay respuesta y renuncian a ser amados y atendidos en su necesidad más vital de sentirse seguros en el regazo de su madre. Evidentemente el niño que es acurrucado en el pecho de la madre (o el padre), con AMOR con mayúsculas, aprenden que la vida es nutricia y mantendrán la confianza y la apertura. Entregamos nuestra confianza cuando nos sabemos a salvo, cuando nos sentimos amados y atendidos, primero por nuestra madre y, más tarde, al ir creciendo y llegando al estado adulto, por la madre como matriz global. ¿Cómo nos vamos a sentir amados si en nuestra etapa de mayor vulnerabilidad, en la que no podemos valernos por nosotros mismos y prácticamente sólo tenemos el llanto como medio de comunicar nuestras necesidades, este llanto no es atendido?

También es evidente la diferencia entre un niño al que se le enchufa un biberón artificial y sin contacto humano, a un niño que se nutre en el pecho de la madre con todo lo que quiere decir y le llega aparte de estrictamente nutrición. El universo nutre y prepara al niño a través de miles de substancias y energías de muchos niveles que pasan a través de la leche materna. El hijo, es un hijo de la Vida y la madre es quien hace una función para esa Vida, siendo la leche materna energía pura de ese universo que está nutriendo a su recién venido al mundo.

No hace falta explicar que no es lo mismo un niño abandonado en una guardería con 10 meses que un niño que está con la madre hasta los 3 o 4 años. Por más que pongamos mil excusas mentales para justificarlo.

A partir de los 2 ó 3 años, cuando el niño ya comienzan a interactuar más con el entorno, es cuando comienza típicamente la fase de "adiestramiento". La fase de cortar los pocos restos de autoconciencia que puedan quedar, a base de negar cualquier realidad no "racional" que el niño pueda manifestar. A base de empezar a manipular para que sean lo que queremos que sean y no lo que son en realidad, adaptando al niño a “nuestra realidad” sin respetar lo que él está aportando a este mundo. Todo esto puede ser a veces muy sutil, pero no por sutil es menos destructivo. Aquí típicamente comienza la fase final de enajenación del ser interno. Aquí empieza la fase de "programación" para que "se adapten" a la sociedad. Esto no quiere decir que no se tenga de educar, pero con respeto a lo que ya Son.

De ahí entramos ya en la escuela. Aunque la escuela puede ser más "alternativa" y ser quizás más respetuosa en algunos o muchos aspectos, la mayoría por no decir todas, hacen igualmente clones de niños. Según cuales harán niños competitivos y de élite que se creen "reyes del mambo", y otras ves como pintan y ya sabes de qué escuela proceden, por lo tanto también están "pintados" en otros aspectos, ya tampoco son ellos mismos. Al fin y al cabo, somos los adultos, con nuestra desconexión respecto a lo que somos, los que estamos montando estas escuelas o educándolos desde ellas. Hoy por hoy, no hay una escuela perfecta, aunque evidentemente las hay más respetuosas y, por tanto, mejores que otras por lo que respecta a dejar al niño ser él mismo. Quizá lo que hay que cuestionarse es el concepto de escuela en sí como lugar donde los niños van "unas horas a aprender".

 

Después nos encontramos con la adolescencia. Aquí típicamente hay tres posibilidades. Según el alma y según como esté "adiestrado" elegirá uno u otro camino. Alguien muy adiestrado cumplirá perfectamente el camino marcado, y según lo marcado puede ser un absoluto fracasado o un triunfador y, típicamente, a cierta edad tiene un infarto o un accidente y se va ( o a veces transforma su vida y se queda), como forma de salir de la "prisión". Ese adiestramiento por supuesto es en función a lo que los padres y la sociedad querían que fuese esa persona, ya que incluso cuando son padres alternativos que quieren un hijo también alternativo, no deja de ser un adiestramiento. Otra opción es la de rebotarse contra todos y todo, siendo directamente autodestructivo, o destructivo del entorno, con drogas, riesgo, peleas, fundamentalismos, etc. Y la otra es la del que aún tiene un cierto (o total) nivel de recuerdo de quién es y a esta edad ya sabe qué es lo que quiere hacer en su vida y ya elige globalmente el camino adecuado y es feliz con su vida o, como mínimo, va persiguiendo esa felicidad y buscando quién es y qué ha venido a hacer, aunque vaya encontrándose obstáculos. ¿Que opción quieres para tus hijos?.

También tenemos todo el entorno social como la familia, amigos, la tele, el cine, Internet, la publicidad, y las actitudes habituales de egocentrismo, la hipocresía general, etc. Hoy por hoy lleva a la frustración, a creer que la felicidad está en las cosas materiales y en procurar sólo para uno mismo, lo cual, lógicamente, no da la felicidad sino que te aleja de ella y de ti mismo.

Tenemos el tema de la responsabilidad sobre la propia salud. ¿Tenemos claro que somos responsables de lo que le pasa a nuestro cuerpo? O delegamos en un señor que nos han dicho que tiene un título y que, por ello, y junto a unos señores mágicos que nos venden unas cosas químicas, nos curarán. Pensemos que así es cómo lo ven los niños porque así es cómo se lo vende la sociedad. Por cierto estos dos señores ganan dinero haciendo esto, ¿realmente querrán curarnos? Si estamos verdaderamente alineados con el Ser interior, la curación viene sola. Mientras no lo estamos, quizás necesitaremos ayuda externa. En este aspecto también podemos cambiar muchas cosas sobre cómo la sociedad vive la enfermedad y la gente que ayuda a la curación, médicos incluidos.

¿Hacemos el trabajo que hemos venido a hacer? ¿O hacemos un trabajo para complacer a alguien de la familia o para tener dinero, pero no lo soportamos? El Ser interno se manifiesta a través de las cosas que hacemos. Si no hacemos nada que realmente sea de verdad relevante para nosotros, ¿cómo se podrá manifestar este ser interno?

Una vez ya estamos perdidos de nosotros mismos, ¿cómo escogemos la pareja? Típicamente buscamos alguien que tiene un personaje complementario al nuestro, pero si no somos nosotros mismos quiere decir que el otro personaje, será también esto, un personaje no real. En realidad, cuando encarnamos, muchas veces, ya venimos con un pacto (o pactos) con la persona-s que será-n nuestra pareja para hacer el trabajo conjunto que hemos venido a hacer. Aunque a veces hay aquello de "¡oh es él-ella" con un reconocimiento claro y rotundo desde el alma, la mayoría de veces es desde el personaje o el sexo, y por tanto, ¿que esperamos? Por ello es clave un trabajo personal previo para limpiar las "películas" que nos hemos montado al respecto y poder escuchar el corazón de verdad y elegir correctamente.

Después, la pareja habitualmente nos hará de espejo de nuestras partes negadas. Podemos escoger crecer o pelearnos. Podemos elegir compartir y dialogar o imponer y manipular, para conseguir cambiar al otro y que se adapte a la imagen que queremos de él. Dependiendo de la conciencia que pongamos en la pareja o de que culpemos al otro de todo y no nos responsabilicemos de nuestra propia creación, será lo que obtendremos.

Volvamos a los hijos: ¿Que hay detrás de quererlos? Aparte de que nos apetezca tenerlos. ¿Que estamos dispuestos a hacer por ellos? Y sobre todo, ¿que esperamos de ellos? ¿Esperamos que sean lo que nosotros queríamos ser y no fuimos? ¿Qué expectativas tenemos? O estamos de verdad dispuestos a ser un canal para que ellos puedan manifestarse sean como sean.

A partir de cierta edad, es típico pensar que ya no se puede cambiar: "Yo soy así". ¿Quién es ese yo del que hablamos? Llevamos con nosotros unas energías que nos dan tendencias y talante, pero no dicen qué vamos a hacer ni cómo. No dicen si seremos éticos o no. No dicen si estaremos alineados con el alma o no. Por tanto, qué decidimos y si caminamos hacia la alineación o no, depende de nosotros. La ayuda externa, también nos puede ayudar a volver a nosotros mismos, aunque el camino lo tenemos que hacer por nosotros mismos, nadie lo puede hacer por los demás.

Ya en la vejez, podemos quedarnos en un rincón pensando que ya no servimos para nada, siendo una carga y quejándonos de todo y sintiéndonos frustrados, culpando a los demás. Pero también podemos elegir ayudar, en la medida de que seamos capaces, compartiendo lo que hemos aprendido, ayudando a los demás, etc. Podemos elegir quedarnos aferrados a la vida con mucho miedo, o vivir de verdad y llegado el momento, morir dignamente.

A la hora de la muerte, también podemos hacer el traspaso drogados para no enterarnos de nada o en plena conciencia. Que esto sea de un modo u otro dependerá de cómo vivamos la muerte y la medicina. Si delegamos nuestra salud en otros, estos probablemente decidirán cuándo y cómo moriremos. Si nos hacemos responsables, tenemos más probabilidades de hacerlo tranquilamente y con conciencia.

Y los que estamos al lado del que muere, también podemos tener una actitud de respeto y de dejar ir, o proyectar nuestras pérdidas y carencias e interferir en el proceso de la muerte. Si ponemos conciencia y AMOR, ayudaremos al que muere, a hacer el traspaso en mejores condiciones. Es un trabajo de acompañar al que muere, dejándolo ser él mismo y libremente.

La "continuidad de conciencia" es importante, pues significa que cuando se vuelve a nacer, ya sabes “que has venido a hacer” y “quién eres”, y ya vas directamente a por ello, sin pasarte una parte de la vida perdiendo la conciencia y otra parte recuperándola, total, que cuando te enteras de qué quieres hacer, o ya es tarde, o lo tienes que hacer con muchas carencias, que te limitan fuertemente . Sin hablar del sufrimiento presente en todo el proceso.

Vistas la infinitud de áreas donde podemos trabajar para ayudar a mantener la continuidad de conciencia, queda claro que este trabajo es un trabajo transversal. Es un trabajo, que debe incorporar a muchos colectivos diferentes, con un nexo de unión común. Ver en cada área, qué crea los problemas en la continuidad de conciencia y cómo ayudar a mantenerla. No hay una solución única y global, sino una actitud global de poner conciencia en lo que hacemos y ayudar a mantener la conciencia en todo lo que esté cerca de nosotros. Ha de ser una actitud militante de trabajo pro conciencia.

Por lo tanto, una manera de afrontar esto es crear una red de conciencia entre personas "conscientes" (o en camino de volver a serlo) que quieren ayudar a la continuidad (o recuperación) de conciencia de los seres que vienen o que ya estamos aquí, poniendo mucho énfasis en los que acaban de llegar o van a hacerlo para permitirles ser ellos mismos desde el inicio.

Esta red tiene que compartir experiencias y trabajar por este objetivo, analizando cada área y creando espacios donde esto se pueda manifestar. Buscando las áreas donde la incidencia sobre la continuidad de conciencia es más negativa y poniendo más énfasis en su transmutación.

Los puntos clave, lógicamente, son los relacionados en el nacimiento y los niños, pues como es fácil de entender, es mejor que no pierdan la conciencia que no recuperarla después. Esto significa crear espacios, donde los niños puedan hacer su camino completo desde el lugar desde donde vienen hasta la etapa adulta en cuerpo físico, sin perder la continuidad de conciencia,

Y el otro punto es el momento del traspaso de la muerte, donde la mayoría de líneas espirituales y religiones ponen mayor énfasis, pues es como si ese momento se hiciera una foto y eso tiene repercusión importante en el camino posterior del alma. Parece que cuando se vuelve a un cuerpo físico se vuelve en el nivel o estado de conciencia que se tiene el momento de morir.

Con "cuatro máximas" de la consciencia:

Actuando "aquí y ahora", con visión de futuro.

Actuando localmente, pensando globalmente.

Actuando individualmente, pensando colectivamente.

Actuando desde uno mismo pero con un respeto absoluto por la verdad y voluntad del otro.

Yo he decidido dedicar mi vida a esta tarea, pero evidentemente no puedo hacerlo solo. Será necesaria la colaboración de mucha gente en muchos ámbitos. Por eso lo que haré es poner en marcha una red que permita enlazar a toda la gente que quiera incorporar este objetivo dentro de lo que ya están haciendo.

El compartir esfuerzos y experiencias en cada ámbito, permite ganar tiempo y que en cada área donde es posible trabajar el tema se introduzca el hilo conductor de la "continuidad de conciencia" en la tarea hecha. A veces sólo será necesario que se ponga atención a lo que ya se hace, otros tal vez cambiar de trabajo o cómo hacemos este trabajo.

La red se estructurará en diferentes áreas, donde sin perder la visión global y unitaria del ser humano, se pueda trabajar en más profundidad cada etapa, a través de trabajar juntos la gente que se mueve en cada cada área de modo que esta área progrese rápidamente al compartir esfuerzos y tendencias.

Si sientes que ya ha llegado el momento recuperar la "continuidad de conciencia", y quieres trabajar para que sea así, serás bienvenido a la red. Esta red será construida entre todos lo miembros. Cada uno tiene la parte del puzzle que ha venido a manifestar.

Creado el 27/12/09 por Josep Vergés con al colaboración de Marisa Ferrer

Contacto:  Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

 

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