Todos conocemos a profesores o Maestros que cuando nos explican una cosa sentimos que aquello nos llega. Es como si sintieras que aquello te llena.

Luego hay otros que te explican cosas y sientes que te dan una información que es útil para tu mente, pero que no mueve nada dentro de ti.

El primero es aquel profesor, Maestro o incluso una persona que, aunque solo se cruzó en nuestra vida 5 minutos, los vamos a recordar siempre. Después de ese encuentro somos un poco distintos, seguramente un poquito mejores. Y aquello que hemos aprendido, de una manera u otra, también lo vamos a recordar toda la vida.

Y si lo aprendido es alguna enseñanza que tiene que ver con el “cómo vivimos” en muchos momentos, cuando tenga sentido, seguro que lo vamos a usar, puede que de manera inconsciente, como punto de referencia para tomar decisiones.

El segundo es aquel profesor que, a veces ni queriendo, no lo vamos a recordar. Nos dio una información que mentalmente puede que nos fuera útil y seguramente ligada a otra información relacionada que puede que también nos fuera de utilidad. En muchos casos nos sirvió para superar un examen, pero nada más.

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¿Cuál es la diferencia?

El primero es aquella persona que junto a esa información te transmite algo más. Transmite con un sentimiento asociado a ese contenido y a través de esa energía asociada nos llega.

Puede ser un médico, un profesor, un guía de montaña, un bibliotecario, un músico, etc.

Es ese médico que nos transmitirá la información del diagnóstico igual que el otro, pero que también nos transmitirá la certeza de que él sabe qué hacer y de que nos vamos a curar. Y eso por sí solo ya nos cura más que el medicamento.

Ese profesor que nos transmitirá su pasión por la asignatura y todo el enorme mundo que hay alrededor de ese concepto, no solo un mero aprendizaje técnico o intelectual.

Ese guía que nos hará descubrir la belleza inmensa de, por ejemplo, un árbol especial, o de una hormiga siguiendo a otra, o que nos hará ver el color del agua del lago de una tonalidad en la que nunca nos habíamos fijado antes. A lo mejor será algo que habíamos “visto sin ver” muchas otras veces.

El bibliotecario o librero que te transmitirá su pasión por los libros, no por el papel, sino por lo que contienen. Que conectará con lo que le estás pidiendo más allá de tus palabras y te recomendará aquel libro que, cuando lo abres, no puedes soltar porque te atrapa y que a lo mejor no sabías ni que existía.

El músico que, aunque puede que se le vayan un poco las notas y que técnicamente no sea muy bueno, te hace vibrar, te llena de sentimientos. Y no te importa nada esa falta de virtuosismo, porque te quedas con ganas de más y que, si puedes, irás a otro concierto porque sabes que te regala algo que te llevas contigo.

¿Cuál es la diferencia entre uno y otro que hace que uno funcione de una manera y el otro de otra?

Sin pensar mucho, todos entendemos que uno vibra, se emociona, siente pasión con el tema, todo él es el tema. Al otro, puede que le guste lo que hace, pero solo lo vive intelectualmente, como una ocupación de su mente.

Pero ¿qué diferencias hay a otro nivel para que esto sea así?

También, sin pensar mucho, diremos: la energía que ponen en el tema. Sí, eso es cierto, pero ¿cuál es la diferencia para que eso sea así?

El que aplica el manual hace un razonamiento en su mente, a partir de aquí ordena unas palabras y frases de lo que nos quiere decir, nos lo dice verbalmente y aquí acaba su parte. Si es un profesor, al final del día estará agotado.

Nosotros recibimos esa información con la mente, la relacionamos con otras cosas y lo archivamos en ella. Aquí acaba nuestra parte. Y si, por ejemplo, somos alumnos y estamos todo el día con él en clase, solo estaremos pensando en cuándo acaba la clase, aunque nos guste el tema.

¿Qué hace el "Maestro"?Cor500X707

Toma la energía que, al prestarle atención, le estamos dando y la suma a la energía que toma de planos superiores por el hecho de "estar enchufado" con lo que le llena. Esa suma de energía la carga con su resonar con el tema, la llena de su experiencia, de su sabiduría, y nos la entrega.

Nosotros recibimos esa información en la parte mental, sí, pero sobre todo recibimos esa energía coherente cargada de información en muchos planos y aspectos en todo nuestro cuerpo. Es como cuando en la película Matrix cargan programas a las personas para hacer cosas que no sabían hacer y a partir de este momento pueden pilotar un helicóptero, como le pasa a Trinity, por poner un ejemplo.

Al acabar un día de clase puede que estés cansado porque lógicamente también hay un desgaste físico por estar sentado, prestando atención, anotando, etc. Pero no estás agotado y sobre todo te quedas con la sensación de que algo ha cambiado en ti y también de que quieres más de esto. Sientes que eso te está llenando el alma y te sientes feliz de vivirlo.

¿Cómo hace eso el "Maestro"? Lo hace por vivencia plena. SIEMPRE es alguien que ha experimentado lo que está hablando, aunque sea Historia Antigua. Ha resonado con eso y eso está "grabado a SENTIMIENTO" en su cuerpo.

¿Y dónde se graba?

No se graba en los chacras como algunos creen. Los chacras son simples transformadores y enlazadores de energía entre distintos planos y partes de nosotros. Por eso es importante que estén bien y bien equilibrados para que la energía fluya correctamente.

Algunos dirán: en las células. Sí, es así. Igual que todo lo que vivimos en nuestra vida cotidiana. Disgustos y alegrías, penas y glorias. Todo va quedando grabado en el ámbito de células, incluida la sabiduría que ese Maestro nos dio con sentimiento asociado.

¿Y dónde guarda la célula la información? En los cromosomas. Son bancos de datos infinitos. Por un lado, partes de ellos son activadas o desactivadas en función de lo que les llega con sentimiento como antenas receptoras que son.

Por otro lado, como antenas emisoras que son, son los que modulan nuestra energía a partir de la información grabada.

Entonces un Maestro pasa la energía que ha recogido por sus cromosomas que modulan esa información en la energía y, a través de los chacras, esa energía es proyectada a los chacras de los receptores.

Ese mismo mecanismo es el que hace que seamos como somos, que respondamos como respondemos a las energías que nos llegan. Esa es la famosa memoria celular.

Por eso es tan importante vivir las cosas con sentimiento y con el cuerpo. Y por eso para sanar traumas es necesario reconectar con esa programación, tomar la energía que con la experiencia quedó atrapada y, a través de algún proceso terapéutico (aunque lo hagamos solos), transmutar esa energía en otra energía mejor.

Pero eso solo lo podemos hacer de verdad si, a la vez, podemos reprogramar esos genes. Una vez reprogramados ya somos distintos y en ese aspecto nuestra respuesta automática será distinta a partir de entonces.

En cuanto a distintas vidas, ocurre lo mismo a través de lo que se conoce en teosofía como átomo permanente, que es la parte que lleva la información de encarnación en encarnación y que podríamos definir como cromosomas no físicos.

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Autor: Josep Vergés Fecha:  16/08/2022

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