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Burbuja de jabón

Por burbujas mentales podemos entender muchas cosas, pero en este caso yo me voy a referir al hecho de que mucha gente vive atrapada en una burbuja mental autocontenida. Y además esta burbuja individual suele formar parte de otra burbuja mental grupal.
Esas burbujas mentales tienen implicaciones y consecuencias mucho más importantes de lo que pueda parecer a simple vista.

Los grupos sociales de cualquier tipo tienen una “burbuja mental colectiva”, a la que también podríamos llamar “egregor” colectivo, que se autonutre del conjunto de burbujas individuales. Y una burbuja refuerza a la otra, es decir, un pensamiento presente en muchas burbujas individuales se hace más potente y pasa a formar parte de las demás burbujas individuales. Además, cada individuo “piensa” que ese “pensamiento” es suyo, pero en realidad simplemente lo toma de “ese mar” de pensamientos que están flotando en su colectivo.

Eso crea el problema adicional de que como creen suyos esos pensamientos, es muy difícil que renuncien a ellos por otros que sean mejores si los proponen otros. Porque creen que ellos “son” esos pensamientos y eso pone en juego “lo que son” según su forma de entender los pensamientos.

Esto repercute en toda una serie de aspectos que es importante conocer.

Las élites que controlan de verdad el planeta saben muy bien todo esto. Entonces, desde los “medios de desinformación masiva” que ellos controlan en su casi totalidad, desde los sacerdotes de la bata blanca (también conocidos como “científicos”) que viven del pesebre del dinero que estos controladores les dan, desde el cine que siembra creencias y arquetipos, etc. Con todo esto van consiguiendo introducir lo que ellos quieren y les interesa en esas burbujas mentales. De esa manera nos controlan y sobre todo consiguen que los miembros de la burbuja colectiva castiguen y fuercen a entrar otra vez en la burbuja a cualquiera que salga o lo intente.
Pero hay otro tema no menos importante en las burbujas colectivas. Suele ocurrir más cuando los miembros de un grupo se relacionan casi únicamente con miembros de su grupo, aunque sea solo en algunos aspectos y poco a poco van desarrollando un egregor propio, una forma de ver las cosas, de entenderlas, de vivirlas, de reaccionar ante lo que ocurre dentro del grupo, fuera del grupo, etc.
Sobre todo dentro de grupos de cualquier tipo que son minoritarios o que su objetivo es “cambiar” cosas o “mantener” cosas sin cambios. Porque como se sienten “distintos” y “especiales” tienden a ver a los demás como el elemento a “cambiar” o a no dejar que “cambien” si son retrógrados. Y si no se deja cambiar es porque es “malo” o es “oscuro” o es el “enemigo”, etc. Y como ese pensamiento se va pasando de una burbuja individual a otra, poco a poco eso va tomando fuerza en el colectivo.
Eso genera un grave problema a la larga y es que se suelen entrar en paranoias con los de “fuera” primero y a veces con los de “dentro” también. Sobre todo si el grupo es bastante “radical” y aún más si ellos piensan que el “sistema” pueda sentir ese grupo como un peligro y los atacará.

Cuando eso ocurre al final todo es “un ataque”, todos son “infiltrados” para destruirlos, etc.

En según qué niveles de esa paranoia, si por ejemplo desarrollan gran actividad en internet, un simple fallo en la red es vivido como que son atacados, cuando simplemente a lo mejor viven en una zona donde la red telefónica se cae a pedazos. Eso no quiere decir que no haya ataques, pero a veces se trata de un simple ataque de un spamer que los ataca a ellos como podría atacar al vecino. Y claro que a veces puede haber ataques reales, pero esa paranoia colectiva hace que no se pueda discernir con sentido común entre lo que es y lo que no

Como pasa casi siempre en la paranoia, el paranoico es quien en realidad ataca al otro y este, que no sabe de donde le viene la historia, pasa a defenderse y entonces el paranoico dice “ves cómo tenía razón: me está atacando”.
La falta de discernimiento es un grave problema que nos puede llevar a la paranoia, la cual, precisamente por esas burbujas mentales en que viven los colectivos, se va autoreforzando. Y un colectivo en que había confianza mutua, espontaneidad en las expresiones, desde lo que cada uno trae de bagaje, etc. poco a poco se va cerrando en sí mismo y en su mundo.

Cualquier comentario puede ser tomado como “peligroso”, disidente o lo que sea y se va haciendo el ambiente cada vez más asfixiante, se pierde la espontaneidad en la expresión, no sea que se reciba la “etiqueta” de “disidente” en el mejor de los casos, cuando no ya de “traidor” en los peores.
También típicamente aparece el “poseedor de la esencia” del grupo, que se cree por encima de los demás y se cree con derecho a decidir quién es “peligroso” y quién es un “buen” miembro. Cuando le da por considerar a alguien peligroso, lo atacará directa o sutilmente o le pondrá trampas para que el otro caiga y así podrá demostrarse a él y a los demás que tenía razón.


Además, como cree que “posee la verdad” suele actuar sin contemplaciones ni respeto alguno por la otra persona.

No le deja que se explique y además entonces los otros “poseedores de la verdad”, que suelen ser una subburbuja de VIPS dentro de la burbuja global del grupo, suelen salir de caza con él por su propia paranoia o porque así ganan puntos dentro entre sus compañeros. Al resto de gente del grupo, que es capaz de tener un poco de discernimiento, le chirría todo, pero no dicen nada para no ser la siguiente pieza de caza. Y la gran mayoría, que no se entera y viven dentro de la burbuja global del grupo, se dedican a aplaudir a esos VIPS por su “gran trabajo”, reforzándoles entonces aún más en su papel de salvadores del colectivo.
Si en el grupo hay algún tipo de líder, como suele quedar “atrapado” alrededor de esa “guardia de corps” de VIPS que le filtran, a veces bastante, la “realidad” respecto al resto de los miembros del grupo, por más que tenga buena voluntad, a veces le es muy difícil poder conocer la realidad del grupo. Y si el líder tiene también una fuerte paranoia, se lleva el tema en el ámbito de purgas internas, donde todo el mundo es sospechoso.

Por ejemplo, Stalin asesinó a millones de personas por la paranoia que se montó al pensar que lo querían eliminar. Pero aparte de tener enemigos externos e internos por tener el régimen soviético, también con ese comportamiento se generó muchos más enemigos internos y justificó los externos. Es el pez que se muerde la cola.
Antes he puesto un ejemplo de activistas en internet, pero exactamente este mismo proceso ocurre en cuanto a por ejemplo un estado, con los servicios secretos, ejércitos, etc.
EEUU dice que tiene “miedo” de ser atacado por Irán o Rusia, cuando en realidad es EEUU quien tiene totalmente rodeado de bases a Irán y Rusia. Van “cargando las burbujas” con esa paranoia y no paran hasta que fuerzan que el otro haga lo que ellos decían que el otro quería hacer.
Podría poner muchos más ejemplos parecidos, pero creo que no hace falta.

Por desgracia es un tema que he podido observar en varios grupos espirituales, en grupos políticos y en gobiernos. Es un tema mucho más común de lo que parece y aunque es pura psicología de manual, la gente no se da cuenta y se atrapa en esa burbuja y la hace crecer. La consecuencia final siempre es degradación, sufrimiento y pérdida de elementos muy valiosos en el grupo destruidos por la paranoia.
No digo que no se tenga que estar alerta, pues los ataques existen y más cuanto más peligroso sea el colectivo para la burbuja colectiva. Pero es necesario mucho silencio interior para poder discernir.

Autor: Josep Vergés Fecha:  2/4/2016

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