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Pareja cogida de la mano

Mucha gente piensa que la gran decisión de una pareja es decidir si o no, si te quiero o no te quiero, si quiero vivir contigo o no quiero vivir contigo, y aunque no quite importancia a esa decisión, las decisiones importantes son las miles de decisiones que vamos tomando a lo largo de la vida en el día a día.

Esas pequeñas decisiones orientadas hacia un sentido o hacia el otro, es lo que marca la diferencia de que una pareja dure mucho o dure 4 días. Si en esas pequeñas decisiones de cada día priorizamos la relación, priorizamos el compartir, priorizamos el estar bien con el otro, la pareja tenderá hacia un rumbo. Y si en cada pequeño conflicto priorizamos quedarnos en nuestro ego, quedarnos en nuestro yo tengo razón, quedarnos en nuestro «el otro es idiota», o el otro no sabe, o yo sé más, entonces el rumbo va hacia otro sitio y evidentemente no hace falta decir hacia donde.

Otro factor importante es el tacto.

Por muchas razones, muchas personas tienen un cierto conflicto con el tacto, pero este es muy importante.
Tenemos, por un lado, el hecho de que el tacto significa cariño. El tema del tacto con las relaciones de pareja, sobre todo, suele estar muy conflictuado por la parte sexual. (Luego hablaré de esto). Pero el tacto en sí es muy importante en la relación de pareja.

Algo tan simple como por ejemplo cogerse de la mano, o cuando estás en la cama u otro sitio, si es posible tocarse el pie, mejor sin zapatos, pero bueno, aunque sea con zapatos, es de alguna manera que el “otro” sepa que estás ahí, te sienta allí. Aunque mucha gente dice, «pero el amor es interno y tal», y si eso es cierto, pero ese tacto también ayuda, entra en eso que comentaba de las miles de pequeñas decisiones.

Por ejemplo, cuando ha habido una discusión. No hace falta que sea una discusión muy fuerte, puede ser pequeña, es ahí donde la decisión es importante. Por ejemplo, si después de esa pequeña discusión decidimos quedarnos cerrados en nosotros mismos, enfadados con el otro, llegaremos a un sitio. Si a pesar de esa discusión, si a pesar de ese malentendido, esa bronca, es igual como lo llamemos, somos capaces de a pesar de eso decir: vale, pero que es lo importante de verdad, tener razón o lo que sea que en ese momento esté en debate o discusión, o lo importante es el estar bien con esa persona con la que quiero estar.

Ancianos basándose

Y entonces cuando decides que lo importante es lo segundo, es decir, estar bien con esa persona, es una buena estrategia, simplemente quedarse en silencio, sin forzar: Si puede ser mirar a la otra persona a los ojos, también si puede ser cogerle la mano.

Hacer eso no quiere decir que no sigas pensando por dentro que tengas razón o no, pero para ti la decisión en ese momento es que quieras estar bien con esa persona que quieres. Y eso no quiere decir tampoco darle la razón a todo, ni decirle que sí a todo, ni hacer siempre lo que el otro quiere. No es eso, no estoy hablando de eso, estoy hablando de qué es lo importante.

También otro problema importante habitual en la sociedad actual, es que estamos en una cultura muy sexualizada, y donde todo está muy orientado al sexo. Es muy común que cualquier pequeño contacto ya se interpreta como querer sexualidad, y a veces puede ser así, pero no siempre.

Por eso, en todos los manuales de sexologia, hablan de que cuando hay problemas de sexualidad, una de las claves es “descoitoizar” la relación. Normalmente, la mayoría de gente que tiene problemas sexuales de pareja (o no de pareja) tiene que ver en que hay una gran presión para el coito, y hay poca expresividad en la intimidad. A veces para mucha gente es mucho más íntima una conversación, que un “polvo”.

Es importante entender que la sexualidad puede ser desde un simple acto físico de masturbación a dos, o puede ser una unión de dos dioses. Y también cualquiera de las infinitas opciones intermedias posibles entre una y otra y que cada uno es libre de vivir como sienta, quiera o pueda.

Entender eso cambia un poco la perspectiva del tacto en el sentido de poder tener caricias, contacto físico, incluso toqueteos, sin necesidad de buscar terminar con la penetración u orgasmo. Eso permite disfrutar simplemente por el hecho de acariciarse, de tocarse, de sentirse uno en contacto con el otro.

Suele haber aquí un problema, que tiene que ver con hombre y mujer, donde normalmente suele ser el hombre, aunque también hay casos en que es la mujer, en que uno tiende a responder muy rápidamente sexualmente a cualquier mínimo contacto, una mínima caricia, ya puede dispararlo. Esto a veces puede ser un problema importante, pues no permite la expresión del cariño con contacto físico.

Por eso es necesario ese entrenamiento en la pareja.

Por ejemplo, por el lado del hombre, y utilizo esa palabra hombre porque suele ser el que habitualmente lo vive así, tiene más tendencia a buscar la sexualidad física, la sexualidad digamos más de penetración, de orgasmo, y la mujer suele ser la que normalmente no lo quiere tanto. Aquí es donde, entonces suele aparecer un problema de polarización.

Por ejemplo, a la mujer ya le apetecería unas caricias, pero sabe que a la mínima caricia, el hombre le va a saltar encima y no quiere. Entonces eso típicamente crea una polarización, que es uno de los dramas típicos entre las parejas. El hecho es que las personas ya querrían un poco de tacto, pero no son capaces de pasar de un poco de tacto a luego ir a pasear juntos, o un poco de tacto y seguir charlando, o incluso charlar acariciándose, sin buscar más que esa caricia y charla. Hacer que esa caricia es el regalo de ese momento, y tampoco hay más después.
Porque cuando siempre que hay una caricia hay un después, normalmente la persona que no quiere ir a más es la que se conflictúa. Y ya digo, normalmente suele ser la mujer.

Otro punto crítico donde este conflicto suele activarse es cuando las mujeres pasan a ser madres.

Por pura cuestión hormonal, durante el embarazo, y ya no digamos cuando nace el bebé, todo su mundo pasa a ser el bebé. Entonces normalmente la pareja queda bastante desplazada respecto al hombre, que deja de ser el centro del universo de la pareja. Entonces allí, según como se lleve el tema caricias, puede ser muy complicado, porque el hombre sigue necesitando el cariño de esa mujer, sigue necesitando esa sexualidad, y no la encuentra, porque la mujer está en ese momento totalmente focalizada en el niño. Y eso es normal, es biología pura para la supervivencia de la especie.

Entonces este punto de fricción alrededor de la sexualidad, es donde suele aparecer el ir tomando pequeñas decisiones que van alejando a la pareja. Si la mujer opta por cerrarse en banda a cualquier cosa con el hombre, y el hombre también está nervioso y tenso, y necesita un poco de ese contacto, la cosa cada vez será peor.

Si, en cambio, el hombre aprende a controlarse, a relajarse, si hace falta desfogarse por su cuenta a nivel individual (hablo de masturbación, por ejemplo) para descargar un poco y estar un poco más tranquilo y no agobiar y presionar tanto a la mujer, y de esa manera poder acariciar un poco a la mujer, sin que tenga que ir a más porque la madre en ese momento está dando el pecho, por decir algo. Y si la mujer también intenta no cerrarse en banda, y no decir «este capullo no sé qué», sino ser un poco tolerante y entender también la situación del hombre y buscar un punto de encuentro sin forzar, los dos se mantendrán mejor y aquí habrá un buen entrenamiento para los dos.

También hay una cuestión de biología.

Tiene que ver con que con el contacto físico de piel con piel hay un intercambio de, digámoslo así, sustancias, y es así, aunque no esté muy reconocido por la medicina oficial. Y ese intercambio de sustancias que puede haber por ejemplo con un beso, o contacto piel a piel con sudor, de estar juntos, de respirar juntos, de tocarse, implica que el cuerpo fisiológicamente aprende, y es literalmente así, aprende a reconocer al otro como parte de uno mismo, con lo cual biológica y fisiológicamente incluso hay una interacción que permite que esa fisiología reconozca al otro como propio, de manera que le hace sentir bien este contacto.

Pareja abrazada

Evidentemente, también depende de que la pareja sea una elección un poco coherente. Si se ha elegido un idiota o una idiota, solo porque era guap@, o solo porque tenía dinero, todo esto no va a funcionar seguramente. Pero si la elección fue más o menos desde una cierta coherencia, desde un cierto compartir algo profundo, evidentemente no es lo mismo.

Esas pequeñas, miles de decisiones que vamos tomando, puede incluir focalizarse conscientemente a la pareja que tenemos, con lo que se refuerza la relación; o estar todo el día con el radar puesto hacia otras posibles parejas, con lo cual estamos drenando energía al sistema, y poco a poco tu inconsciente se va programando para irse alejando y buscando otra pareja fuera, buscando otra persona.

Como dice Bob Mandel en “Dos Corazones Mejor que Uno”, hay que “cerrar las puertas secretas.”

Si no las cierras, se “cuela” alguien y entonces se oye esa “famosa” frase de que “el Amor se terminó”, como si fuera algo ajeno a nosotros, cuando en realidad depende muy mucho de esas miles de pequeñas decisiones.

También va bien tener el pacto previo y decidido antes de que haya un enfado, cuando se está bien, de que cuando hay una bronca gorda, importante ser capaces de decir: vale, paramos aquí, dejamos la discusión, cada uno respira un poquito por su cuenta para calmarse más un poco, y es muy importante entonces abrazarse.

Eso si los dos han de estar de acuerdo en ese momento de hacerlo, pero si previamente ha habido el pacto y hay realmente la voluntad de seguir juntos, normalmente no habrá demasiado problema en darse el abrazo. No siempre se va a hacer, pero muchas veces se puede hacer, y va muy bien.

Normalmente en el primer momento del abrazo suele haber un rechazo, una sensación interna de decir “este capullo” o “esta capulla”, y normalmente las energías que están hirviendo por dentro de cada uno se revuelven, hay como un vuelco dentro, un decir “joder que hago aquí”, o que hace este capullo. Pero si se es capaz de pasar ese primer impulso de rechazo fuerte, porque toda esa energía que estaba en plena discusión, al verse bloqueada, se reconduce a rechazar al otro en el abrazo.

Si somos capaces de seguir abrazados, juntos, respirando suave, lenta y profundamente, y damos importancia a lo de seguir juntos, a seguir amándose, a olvidar las tonterías, a la que pasan unos segundos, normalmente entre 20 y 30 segundos ó un minuto, ya se empieza a notar que el plexo solar se va relajando (para quien no distinga es la zona del vientre).
Se nota que uno se va relajando, poco a poco va calmándose, incluso puede que a uno de los dos o a los dos les vengan ganas de llorar, de bostezar. No pasa nada, darse permiso para hacerlo.
Hay que dejar que el cuerpo haga todo su proceso, sin apretar, pero un poco el “abrazo del oso cariñoso”. O sea estar allí abrazados, sin presionar, acogiendo, recibiendo al otro, dándole permiso y tiempo para que vuelva si está muy lejos internamente por el enfado.

Normalmente, uno de los dos está más enfadado que el otro. Entonces al que está más enfadado le va a costar más el proceso, y el otro más tranquilo es el que tiene que hacer un poco el trabajo de acoger, y poco a poco llega un momento que los dos consiguen relajarse, volver a sentirse unidos.

En ese momento del abrazo también suelen darse pensamientos del tipo que sean hacia el otro, de porque el otro no puede entender lo que yo pienso, lo que yo quiero, y bla bla, pues no pasa nada. No aferrarse a esos pensamientos, eso es un pensamiento, no eres tú ni el otro, y lo importante eres tú y el otro. Dejas que ese pensamiento pase, y poco a poco ese estar juntos, ese estar respirando, insisto, sin forzar, sana. Eso sana porque neutraliza las energías enfrentadas.
Esas energías que poco a poco se irían acumulando cada vez con distintos enfados, al final irían creando enfado, creando enfado, creando enfado y es lo que al final hace explotar las relaciones.

Pareja de osos polares abrazados

Otro punto importante es al revés, las parejas que no se enfadan nunca.

Eso siempre suele ser indicativo de que algo no funciona bien. Casi siempre suele ser porque uno de los dos siempre siempre cede al otro, y está totalmente pendiente del otro y el otro ni se entera. Entonces hay que ir con cuidado con eso. Una pareja que nunca tiene enfados normalmente es que uno está totalmente despersonalizado y digamos fagocitado por el otro.

Entonces no es mal síntoma el hecho de que una pareja a veces tenga discusiones. Todos conoceréis alguna pareja que decís “pero si nunca se discutían, y se han separado”. Y es precisamente por eso, han ido echando las pequeñas discusiones, y las grandes también, a la mochila, y llega un momento que la mochila se hace tan pesada que ya no hay solución y no es soportable. Y, en cambio, si de tanto en tanto vas descargando, puedes ir neutralizando todo ese proceso.

Así que ya sabéis, si de verdad queréis experimentar la pareja, acordaos que las miles de pequeñas decisiones de cada día, tienen tanto o más que el famoso “si quiero”.

Autor: Josep Vergés Fecha: 29/12/2016

Para ampliar temario:

«Construir la pareja

«La culpa es de él o ella«

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