Muchas personas, yo mismo hasta hace poco tiempo, tienden a confundir el AMOR en mayúsculas (Ver artículo AMAR es un estado, además de voluntad y acción) con la PAZ interior. Pero aunque están relacionados, no son lo mismo, ni tampoco tienen la «misma función», ni en nuestro cuerpo, ni energéticamente hablando.
El AMOR en mayúsculas, de forma muy resumida, es que nuestro corazón se convierte en una fuente de energía de AMOR y nos convierte en una fuente ambulante de energía de alta vibración, que normalmente vamos esparciendo a nuestro alrededor. Esa energía no tiene intención, solo ÉS y está allí.
Quien estando cerca de alguien en ese estado es capaz de sintonizar con él, lo sentirá como si en verano con mucho calor nos acercamos a una fuente y al meternos dentro del aerosol formado por el agua hará que nos sintamos «refrescados» y eso nos hace sentir aliviados. En el caso del AMOR ocurre lo mismo, nos sentimos llevados a una vibración más alta y eso nos hace sentir reconfortados y mejor.
Esa experiencia como «receptores» de AMOR es muy común cuando entramos en un lugar donde se está meditando de verdad, o donde hay un verdadero Maestro, o donde hay personas que son capaces de, en ese momento, estar en AMOR. Entramos en ese lugar, y no sabes muy bien qué ocurre ni por qué, pero te sientes mejor, tu mente se calma, sientes que ese lugar o personas te «hacen bien» y quieres volver.
Esa energía en realidad no tiene «intención» más allá de ser de alta vibración y ayudar a los demás a «nutrirse» y a subir su vibración. Si tiene una «intención» más allá de eso, ya no es AMOR, es un EGREGOR y no tiene por qué ser negativo, pero ya no es AMOR. En otro artículo hablaré de los egregors, pues no es el objetivo de este artículo.
Una clave es que con esa energía, ayudamos a subir la vibración de nuestro entorno, pero qué hacen los receptores con esa energía y qué hacen después desde ese estado de mayor vibración es cosa suya, no nuestra. Si intentamos «dirigir” a una persona hacia algo, ya no es AMOR. Entonces es EGREGOR, y hay que ser muy cuidadosos con ellos, porque es muy fácil «violentar» sin querer y con toda la «buena intención» el «libre albedrío» de esa persona. Es muy típico querer «ayudar» a un enfermo y desde nuestra ignorancia «forzarle a vivir», por ejemplo. El tema “libre albedrío” lo desarrollaré en otro artículo..
Pero, aunque no podemos «dirigir» lo que hace esa energía, sí que podemos “canalizar” esa energía de alta vibración hacia otras personas o lugares. Podemos «conducir» parte del chorro de la fuente hacia alguien que creemos que lo necesita.
Por ejemplo, lo que sí podemos hacer, es “envolver” de esa energía a un enfermo, o a alguien que lo está pasando mal por lo que sea, sin NINGUNA intención, más allá de proporcionar bienestar a esa persona. De esa manera, el receptor de la energía se «refresca», puede subir su vibración y ver las cosas desde otra perspectiva, sentirse mejor, etc. Y así desde su «libre albedrío intacto» puede decidir si vive o deja el cuerpo, o encontrar una salida adecuada a su problema, etc. De esa manera ayudamos, pero no manipulamos.
También podemos envolver con esa energía una zona donde hay problemas, o el planeta, o la galaxia entera si nos apetece. Eso subirá la vibración de ese espacio.
Pero insisto, siempre, solo lo haremos desde la intención de ofrecer subir la vibración de esa persona o ese espacio desde ese estado nuestro de AMOR. Si estamos proyectando mentalmente «nuestra solución» a lo que pensamos que es un problema (y que puede no serlo), estamos proyectando un egregor. Y un egregor es SIEMPRE magia. Y la diferencia entre la magia BLANCA y la magia NEGRA es más fina que el filo de un cuchillo. Y como «aprendices de mago», con toda la buena intención, podemos provocar una situación comprometida.
A ese “envolver” de la energía de AMOR a una persona o lugar, le llamo “contemplar”. Simplemente “contemplo” como esa persona o lugar está envuelto de esa energía como si fuera una nube de AMOR. No importa en absoluto la distancia, solo hay que imaginar que esa energía “baña” al receptor, sin poner ninguna intención. Algunas personas que lo han recibido han expresado que en ese momento se sintieron mucho mejor.
Bueno, ahora vamos a hablar de la parte de la PAZ interior.
La PAZ interior es también un estado, pero aunque están muy relacionados, no tiene que ver con la gestión de la fuente de energía AMOR. Tiene que ver con que nuestra consciencia esté en un punto en nuestro corazón, donde hay PAZ.
Cuando situamos nuestra consciencia en ese punto, nos sentimos relajados, en calma, en armonía con todo, nada «nos perturba» por dramática que sea -o creamos que es- la situación a nuestro alrededor.
Nada «nos perturba» por qué hay una aceptación absoluta de ese momento, ocurra lo que ocurra. Sea lo que sea lo que ocurra, lo aceptamos desde el ahora y aquí. Aceptamos ese momento y esa situación como lo que ES. No hay objeción. No hay un deseo de que sea distinto. Entonces sentimos PAZ. Para las personas del mundo budista, ese es su objetivo. Para los taoístas ese es el TAO.
Y estar en ese estado, no quiere decir no hacer nada y quedarse quietos. Desde ese estado podemos abrazar a nuestra pareja si surge, dar de comer al gato porque es la hora, o ir a trabajar porque en ese momento es «lo que tenemos que hacer» o recoger del suelo un herido y llevarlo al hospital en plena guerra. Todo eso que he puesto de ejemplo lo podemos hacer desde ese estado de PAZ y aceptación, pero también lo podemos hacer desde el deseo, desde el refunfuñar, desde el enfadarnos o el sentir odio al enemigo respectivamente. Y evidentemente, ni la sensación interna ni la experiencia serán la misma.
Desde la PAZ sentimos bienestar, aceptación, tenemos TODOS nuestros recursos internos disponibles.
Porque todo está tranquilo y, por tanto, la respuesta, si es necesaria, será más adecuada y más potente. En cambio, si estamos atrapados por el miedo, la ira, o lo que sea, entonces ese estado nervioso consume la energía, nuestra mente está confusa, y el chakra del corazón se cierra y no hay PAZ y no hay AMOR, o hay poco.
Lo que cuesta es llegar e identificar por primera vez ese «punto de consciencia». Una vez has llegado es más fácil, y cuanto más tiempo estás allí, más fácil es volver. Es como cuando haces pesas con el brazo que se desarrolla el bíceps.
La manera de llegar a ese estado es proyectando nuestra consciencia (no confundir con nuestra mente lineal, que es lo que creemos que somos), hacia la zona del chakra del corazón, y permanecer por allí, hasta que poco a poco vamos identificando ese punto.
Sabremos que estamos allí porque la mente se calma, «todo está bien», aceptamos ese momento desde el ahora y aquí. También, sin ser necesario que esté toda la lista siguiente (o a lo mejor, aunque esté un ítem no lo notamos) lo sabremos si sentimos: sensación de “beatitud”, sensación de que todo está bien, sensación de que no tenemos que cambiar nada en nosotros o el entorno, sensación de sonrisa en la cara, el sistema nervioso se relaja mucho, el cuerpo se relaja mucho, la mente lineal baja mucho su parloteo.
Una vez lo has notado es inconfundible.
Lo que cuesta es volver a ese estado las siguientes veces. Pero poco a poco, cuando estamos en situaciones fáciles, se va haciendo más sencillo. Lo difícil, y ya es de maestría, es volver a ese estado en momentos duros, difíciles, cuando parece que el mundo se nos cae alrededor, etc. Pero con práctica suficiente en momentos fáciles, cada vez es más posible experimentarlo en momentos difíciles, porque nuestro «bíceps» se ha desarrollado.
Para volver a la PAZ cuando, por ejemplo, estamos nerviosos por algo, simplemente nos desenfocamos de eso que nos pone nerviosos, y enfocamos la consciencia en la respiración, enfocamos en la zona del corazón. Y enfocamos en la respiración y la zona del corazón. Y enfocamos en la respiración y la zona del corazón. Y enfocamos en la respiración y la zona del corazón. Y enfocamos en la respiración y la zona del corazón. La repetición de la frase no es un error, es a propósito. Porque eso es lo que hay que hacer. Volver, nos vamos a la mente, volvemos y volvemos y volvemos, no importa las veces que haga falta, volvemos.
Otro punto importante a tener en cuenta, es observar qué nos aparta de ese estado de PAZ. Y es aquí donde reside el trabajo interno importante de crecimiento personal. Hay infinidad de cosas, que darían para un manual entero. Pero se resume en ser conscientes de lo que hay en nuestra mente y en apartar de ella todo lo que nos quita la PAZ.
Es muy sencillo, solo hay que hacerse una pregunta constantemente.
Este pensamiento, este sentimiento, esta actitud, esta respuesta, esta creencia, etc. me trae más PAZ a mí y a mi entorno, o no.
Si la respuesta es positiva, adelante, si no lo es, debemos eliminar eso de nuestra forma de funcionar, de nuestra mente. Y normalmente lo difícil es ese proceso de erradicar en nosotros eso que nos aleja de la PAZ. También es importante incluir «el entorno», pues si solo nos preguntamos por cómo nos afecta a nosotros, estamos siendo egocéntricos, y eso no nos dará PAZ tampoco.
Y solo habrá PAZ en el planeta, cuando suficientes humanos vivan en esa PAZ interior. Intentar construir la PAZ en la Humanidad, desde la GUERRA interior, es absurdo e imposible porque lucharás y generarás más guerra.
Para ir terminando, vamos a ver la relación entre PAZ y AMOR.
Como hemos comentado, cuando estamos en estado de AMOR, somos una fuente de energía de alta vibración, que nos convierte literalmente en una «ducha ambulante de AMOR».
La PAZ es un estado de serenidad y quietud interna, donde «todo está bien» por aparentemente dramático que sea lo que ocurre alrededor. Y ese estado también se transmite, pero no por ducha, sino porque las personas preparadas se “sintonizan”.
Y aunque interactúan, podemos estar en AMOR, pero nerviosos «buscando o queriendo algo» y, por tanto, no estar en PAZ. Aunque seguramente en ese estado la calidad de nuestro AMOR se resentirá.
Y podemos estar en PAZ, pero con la fuente de AMOR a «baja potencia» porque en ese momento es como estamos. Seguramente vueltos hacia nosotros mismos y centrados en «nuestra» PAZ.
No debemos entrar en autocrítica ni reprocharnos cada vez que vemos que no estamos en PAZ o no estamos en AMOR, o no estamos en ninguna de las dos cosas. Pero en cuanto nos demos cuenta, respetando el estado en el que estemos en ese momento, nos vamos enfocando a volver a la PAZ y al AMOR.
Cuando somos capaces de mantenernos en PAZ y AMOR, se refuerzan mutuamente, y nos convertimos en verdaderos elementos de transformación y de subida de vibración no solo de las personas cercanas, sino de la Humanidad y del Planeta entero.
Entonces aquí la pregunta se amplía. Esto me trae a mí y a mi entorno más PAZ y AMOR o no. Es así de sencillo. Nuestras decisiones en la VIDA se vuelven fáciles y sencillas. Esto me trae a mí y a mi entorno más PAZ y AMOR o no. Esto me trae a mí y a mi entorno más PAZ y AMOR o no. Esto me trae a mí y a mi entorno más PAZ y AMOR o no.
Os deseo de corazón que encontréis vuestro camino interno hacia la PAZ interior y el AMOR. Eso os cambiará la vida a vosotros y a vuestro entorno. La VIDA es absolutamente distinta en ese estado respecto a estar fuera de él.
Autor: Josep Vergés Fecha: 7/04/2020
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