En la primera parte hicimos una introducción intentando comprender cómo funciona la energía en el universo.. (Recomendable leer antes Como funciona la energía Parte 1)
Como ya comenté, para ilustrarlo uso ejemplos muy gráficos para que se entienda la idea subyacente, pero hay que tener claro que no son exactamente lo mismo.
En esta ocasión vamos a hablar del hecho de que según el plano del que estamos hablando la energía se manifiesta de forma distinta en su dinámica. Entraremos también ya en la parte física.
En el nivel físico, la energía se suele manifestar como sólida y a través de los sólidos. Es decir que tiene forma aparente y se comporta como sólido, sin movimiento, al menos en muchos estados de esa materia.

En el nivel de las emociones, en cambio, la energía se mantiene siempre en estado fluido, por lo cual no tiene una forma definida, adaptándose a su entorno y a el condicionamiento que le producen muchas cosas (en otros capítulos lo ampliaremos). Sería más similar a cómo se comportan el aire y el agua, que se mantienen fluidos alrededor de todo. Lo podemos ver en el hecho de que cuando movemos algo el aire o el agua tienden a reequilibrarse llenando todos los espacios, como vimos en el capítulo anterior en el ejemplo de los vasos comunicantes.
En el siguiente nivel, el mental, tenemos los pensamientos. Aunque parezca extraño los pensamientos tienen “forma” y, en su propio plano, se comportarían de modo más parecido a un “sólido” que a otra cosa. De hecho, al “transmitir” pensamientos emitimos energía “con forma” que son los los mismos pensamientos. Por eso cuesta tanto disolver según que pensamientos, algunos de los cuales se comportan como “rocas”.
Después vendría el alma, que sería un ente de enlace, sin forma rígida tampoco, se comportaría también más como un fluido.
Y como siguiente nivel en esta escala tendríamos el Espíritu, que solo existe si se ha “cristalizado”, es decir, ha “tomado forma”. Y como los diamantes, a través de su pulido conforma el color y la forma de la Luz que emite. Además el Espíritu es el enlace con el SER, que ya es de verdad quien somos y que es parte del ser UNO, el DO, DIOS o como lo queramos llamar. Por eso solo si hemos construido ese Espíritu “cristalino” podemos manifestar el SER, y según el estado de “acabado” de ese “cristal” podemos manifestar solo puntualmente el SER o de una forma sostenida.

Hoy hablaré un poco de cómo se estructura esa energía a nivel más físico, centrándome especialmente en lo que tiene que ver con la parte física del ser humano o udC (unidad de carbono).

El cuerpo físico es sólido aparentemente, pero en realidad está vacío. Si viéramos nuestro cuerpo a medida de un átomo, lo veríamos vacío y a la distancia que ahora vemos una estrella veríamos otro átomo. Es decir nuestro cuerpo a escala atómica es tan inmenso y al mismo tiempo está tan vacío como las galaxias. Con una nave sumamente pequeña podríamos atravesar tranquilamente nuestro cuerpo como si navegáramos por el espacio estelar vacío. La sensación sería muy parecida. Además, hay que tener en cuenta que el tiempo transcurriría a esa escala, por lo que para los navegantes de la nave sería como para nosotros viajar en una nave de la tierra a cualquier estrella del firmamento.

Algo que es importante comprender es que aunque la materia parezca sólida, en el sentido de que, por ejemplo, si tocas con el dedo la pared no la podemos atravesar, en realidad nunca llegamos a tocar de verdad la pared. Es decir los átomos de nuestro dedo se acercan, pero físicamente nunca tocan los átomos de la pared. Los átomos de nuestro dedo y los átomos de la pared, tienen a su alrededor un “campo de energía” que mantiene su integridad y rechaza “intrusos”.  Y por tanto lo que se tocan son esos “campos de fuera”, no los átomos en sí.

clavoFijaos si es fuerte ese campo, que incluso si clavamos un clavo en la pared, al clavarse no es que se lleguen a tocar los átomos o moléculas (agrupaciones de átomos), sino que la “cohesión” entre las moléculas del metal es mayor que entre las moléculas de la pared (ladrillo) y estos se separan (se rompe el ladrillo) dejando espacio al clavo, pero los átomos en sí no se tocan.

Es tan potente ese campo que mantiene la integridad del átomo hasta el punto de que si consigues romperlo se libera lo que conocemos como energía atómica, con lo enorme que sabéis que es. Es muchísimo más potente que los enlaces químicos simples que forman el ladrillo, uniendo las moléculas o átomos entre si. Esos enlaces también los podemos alterar por reacciones químicas y sacaremos o tendremos que aportar energía para ello, pero los niveles de energía implicados son infinitamente menores y los átomos en sí seguirán manteniendo su integridad a nivel de campo energético.
A golpes no podemos separar los átomos de una molécula, porque ese enlace químico es más potente que la presión que podamos hacer con un clavo, pero incluso ese enlace tan potente es más débil que el campo de un átomo individual, que no se romperá por medios físicos normales.

Si recordáis que pasa en las películas de ciencia ficción cuando las naves activan el “escudo” y les disparan con algo, ese algo “choca” con el escudo y no llega a la nave. Con la diferencia de que el hecho de que salgan como chispas o cosas por el estilo en la película es un truco cinematográfico para que “veamos” ese impacto, ya que en la realidad probablemente no veríamos nada, pues aunque hubiera interacción energética, probablemente no produciría emisión de luz visible, puesto que la luz visible es un rango muy pequeño de las energías que se pudieran emitir como reacción al impacto.

Vamos a desarrollar un poco más ese campo del átomo en distintos aspectos:
Podríamos decir que es como una membrana que lo envuelve y que mantiene separados los mundos “exterior y interior” del átomo, pero permitiendo una interacción con el exterior.

Nuestro cuerpo físico es la réplica sólida del que se conoce como cuerpo etérico o energético, que sería exactamente la misma forma pero no sólido y que es de una energía más sutil. Y ese cuerpo sutil hace que la materia “solida” lo rellene. Cualquier cambio en la parte física ha ocurrido antes en la parte etérica. Sería como la “membrana” formadora y contenedora de toda esa materia, algo como el molde.

 

Por lo que hemos explicado, cuando con un dedo tocamos otro dedo, los átomos y moléculas en sí realmente no se tocan. Los campos energéticos de las moléculas de la piel rechazan el contacto entre los átomos de un dedo y el otro y eso provoca una leve deformación  de nuestro dedo, lo cual estimula los sensores táctiles de nuestro cuerpo, que “informan” del contacto del dedo al sistema nervioso y éste al cerebro. Esta sería la explicación acerca del tacto típica que explica la ciencia “oficial” y que es correcta a ese nivel. De ese contacto normalmente somos conscientes.

Pero como un duplicado exacto del cuerpo físico existen distintos cuerpos energéticos que envuelven el cuerpo físico a su alrededor. Cada nivel es un poco más grande y su energía es más sutil cada vez. Esos cuerpos están formados por una membrana que contiene el conjunto entero dentro, el propio y los de nivel menos sutil.
Y esa membrana no debemos olvidar que en realidad también es energía, pero la consciencia le ha dado forma y entidad propia, por decirlo de alguna manera, y mantiene estructurada y contenida en su interior más energía pero menos definida a nivel de forma. Podríamos decir que la membrana es energía consciente de su forma, siendo además capaz de manejar y contener energías dándoles forma, como el escudo de la nave espacial que a veces se usa también para encerrar cosas dentro.

 

Y esos cuerpos más sutiles, además, también tienen sus distintos sensores: por ejemplo también táctiles. No suele ser habitual que la mayoría de gente sea consciente de ellos, pero existen y es fácil desarrollarlos y utilizarlos.  De hecho mucha gente los usa sin saberlo. Sólo conocer su existencia ya es un paso clave para usarlos.

mansenergiaVamos a hacer un simple ejercicio para introducirnos en su uso.

Estando relajados y en un lugar tranquilo, nos frotamos las manos un momento.
Luego ponemos las manos extendidas, planas y paralelas mirando una palma a la otra, a una distancia de medio metro o así una de otra.
Muy despacio y prestando mucha atención a las sensaciones que nos llegan de la zona del espacio entre las dos palmas, las vamos acercando. Si se llegan a tocar físicamente y no lo hemos notado, volvemos a separarlas y volvemos ha empezar.
Cada persona, dependiendo de su campo y de su sensibilidad, lo notará de una forma más o menos clara y a una distancia mayor o menor, pero todo el mundo lo nota. Lo más habitual es que cuando están a una distancia de unos 3-5centimetros (puede ser a 1 o a 10) se nota como un contacto.
Hay personas que lo definen directamente como tacto, otras como presión, otras como calor, otras como cosquilleo, pero se nota “algo”. Y si alejamos y acercamos unos milímetros en ese punto notaremos variaciones de intensidad de esa sensación. Hay un punto donde empieza, va aumentando y a partir de cierto punto ya no notamos más intensidad aunque acerquemos más. Y entre esos dos puntos suele haber unos pocos milímetros de diferencia de distancia.

Ese “contacto” se produce entre las membranas de nuestros campos energéticos que envuelven al cuerpo. Y como decía, también son “táctiles” y nos informan de “contactos” desde un nivel más sutil. Es información que nuestra udC también está permanentemente recibiendo, aunque normalmente no somos conscientes de ello, porque en nuestra sociedad “no existe eso”, lo cual no quiere decir que a un nivel sutil no lo percibamos y no reaccionemos por ello.

Es conocido que hay gente que tiene mucha consciencia del espacio que ocupa su cuerpo y es muy raro que se golpee sin querer al moverse. De igual manera, hay personas que constantemente se están golpeando con todo. Aparte de que pueda estar causado en parte por tener más consciencia o negación de su cuerpo o una alteración de la apreciación de su verdadera magnitud (gordo, normal, delgado, anoréxico, etc), tiene que ver también con la percepción o no (inconsciente o consciente) de esos campos más sutiles que están en contacto con nuestro entorno y que son más grandes que nuestro cuerpo físico y nos guían internamente antes de tocar.

Esos cuerpos “sensibles” también podemos proyectarlos a nuestro entorno o a un objeto, especialmente si este nos envuelve. Cuando conducimos un vehículo, podemos conectar con el campo energético sutil que envuelve a este, y convertirlo en una proyección de nuestro propio cuerpo sutil. No es saber las medidas de forma visual, es "estar" en ese volumen, es como crear una proyección "táctil" alrededor del vehículo.
No notamos que el coche va a tocar al otro como notamos las palmas, pero “sabemos“ de una forma muy sutil que es el momento de parar. Si la mente se mete en medio no lo vamos a notar, hay que hacerlo “por instinto”, por eso es mas fácil cuando conducimos de una forma automática.
Los que no lo han usado conscientemente pueden practicar, pero con un coche que ya esté estrenado en cuanto a golpes por si acaso.

Eso es lo que permite que los conductores habituados a ello puedan coger un coche, camión,  barco o lo que sea y sin haber conducido antes ese modelo ni haber dado la vuelta alrededor y, por tanto, no tener consciencia real visual de las verdaderas medidas del vehículo, conducirlo y aparcar o pasar por puntos muy justos sin rozar nunca el coche y sin cámaras ni espejos que les guíen.
Simplemente, proyectan su “consciencia táctil sutil” al campo energético del vehículo quedando éste integrado en su sistema energético y lo usan como si fuera su propio cuerpo sutil dando información de proximidad de objetos cercanos. Algo así como la alarma de proximidad que llevan ahora algunos coches, pero resulta que los humanos ya venimos con esa capacidad incorporada de serie.
Ahí está la diferencia: en desde dónde conduces y qué elementos de entrada de información permites. Eso es extrapolable a todo en la vida, no solo a espacios.
Este es en parte el motivo de por qué hay personas que nunca rallan el coche y otras que siempre tienen ralladitas, dejando a parte que puedan ser despistados o buenos o malos conductores en sí,  lo cual evidentemente también afecta.

Para concluir, os recomiendo que practiquéis con ese contacto sutil entre vuestras manos,  entre la mano y otras partes del cuerpo, entre la palma y partes del cuerpo de otras personas o animales, con la mesa o con otros objetos. Se trata de explorar la sensación “táctil” sin tacto físico con todo lo que se os ocurra, sin poner límites ni barreras, como haría un niño al que han dado un juguete nuevo.

En los próximos capítulos seguiremos avanzando en el conocimiento de cómo funciona y cómo usar la energía consciente de forma consciente, valga la redundancia.. También hablaremos de aplicaciones más prácticas de la energía en las manos, por ejemplo.

Nota: Este artículo puede ser modificado para complementar mejor futuros artículos de la serie

 Para ampliar temario:

Como funciona la energía Parte 1

Como funciona la energía Parte 3

Introducción a la Energía en el "Ser Humano"

La energía en eventos colectivos

 

Autor:  Josep Vergés  Fecha: 01/11/2014

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