Es un fenómeno difícil de explicar y espero que algún día pueda dar más detalles técnicos al respecto. Si alguien tiene una explicación, por rara que sea, por favor que me la haga llegar.
De momento, solo puedo decir que quien lo ha experimentado sabrá de qué hablo. Que no tengamos una explicación científica no quiere decir que el fenómeno no exista.
El fenómeno consiste en que en algunos lugares, como templos de piedra, salas de concierto especiales o valles de piedra, tienen la propiedad entrar en resonancia ante algunos sonidos emitidos por la voz humana o instrumentos musicales.
PERO SOLO ocurre con ALGUNAS personas o incluso momentos de estas personas
Además, no es el acoplamiento de resonancia como el de una cuerda de un laúd con su gemela. Eso puede ocurrir si se hace un sonido a una frecuencia dada, si esa frecuencia coincide con la frecuencia natural del lugar, que dependerá de su forma, volumen, etc como ocurre con cualquier instrumento. Pero si fuera por este motivo, SOLO ocurriría con una frecuencia concreta y/ o sus armónicos correspondientes.
Lo habitual siempre es que hay un, o unos, instrumentos o voz y el sonido se propaga hasta el oído de los oyentes.
Pero de lo que hablamos es algo más que eso. Cuando ocurre, A CUALQUIER frecuencia, todo resuena. Todo el espacio se convierte en instrumento. Los oyentes están DENTRO del instrumento, todo pasa a ser instrumento, incluido el espacio y el contenedor, es decir el templo, sala de conciertos o valle. Podríamos decir que las paredes también “suenan”, y eso crea esa sensación envolvente. Envolvente porque realmente estás envuelto de generación de sonido.
Sería como decir que el artista toca unas teclas con su instrumento (voz, violín, o lo que sea) y que el lugar, como si fuera un órgano de tubos, responde emitiendo esa nota superamplificada. Y para que ello ocurra, literalmente las piedras tienen que resonar, tienen que vibrar.
Este fenómeno puede llevar al “éxtasis” de muchos de los presentes en la experiencia. Y por ello van a pensar que es su experiencia emocional, que no ocurre fuera de ellos. Pero sí ocurre y, de hecho, el “éxtasis” o la elevación interior es consecuencia, al menos en parte, de que eso ocurra, no la revés.
Cuando eso sucede, nosotros también somos parte del “instrumento” y vibramos, por tanto, de forma unitaria con él. Ese vibrar de forma sincronizada crea una sensación maravillosa de comunión entre los presentes, de armonía, de unidad, lo que también contribuye a la experiencia de “éxtasis”.
Autor artículo: Josep Vergés Fecha: 07/07/2010