(Publicado el 3/5/09 en mi blog anterior)
Llevamos unos días en que en la prensa, TV, internet, etc. todo son comentarios sobre la famosa gripe porcina. Hace un tiempo la misma película con la gripe aviar. Cada vez tenemos más miedo, y salimos corriendo a la farmacia a comprar antivirales. ¿Qué será lo próximo? ¿La gripe piscicola? ¿La gripe de la patata?
Vivimos en una cultura de miedo. Cada día tenemos más miedo.
(Este texto se puede escuchar en formato audio en: https://www.ivoox.com/18802990 )
El otro día por trabajo estuve en un sitio de colonias de vacaciones de niños. Había toda una instalación de juegos con los niños, con tirolinas, escaleras de cuerda, sitios donde trepar, etc. Los niños solo podían entrar si llevaban casco y cuerda. Cuando nosotros éramos pequeños, seguro que hacíamos cosas muchísimo más peligrosas, sin casco ni cuerda. Y si nos hacíamos daño, nuestros padres nos decían que la próxima vez fuéramos con más cuidado, nos apedazaban como podían con tiritas o un brazo enyesado, y aquí se acababa la historia. Ahora el más mínimo rasguño puede representar una denuncia para el centro.
Me decía un compañero que llevaba toda la vida de monitor de Scouts, que se estaba planteando dejarlo porque cada vez era peor. Antes los niños incluso cocinaban para los demás. Ahora en España legalmente tiene prohibido entrar en la cocina.
¿Nos estamos volviendo locos? ¿Tanto miedo tenemos?
Si, estamos aterrorizados, y algo peor. Estamos dejando nuestra propia responsabilidad en manos de los demás. ¿Pero qué demás? La clase médica, el gobierno, etc. Queremos que nos solucionen cualquier papeleta, que nos protejan de todo. Y si nos pasa cualquier cosa, buscamos siempre un responsable fuera.
No hay nada tan patético como ver un niño que se ha caído de la silla por echarla hacia atrás, y el padre golpea a la silla diciéndole “eres mala”. ¿Qué conclusión saca el niño? Que él no es el responsable de la caída, sino la silla. Por tanto, ¿cómo rectificará? Nunca lo hará, si vuelve a caerse, en lugar de no echar la silla hacia atrás, golpeará la silla con más fuerza después de cada caída.
Eso es lo que estamos haciendo. Si vamos por la calle y tropezamos con una baldosa que sale un poco, en lugar de pensar que deberíamos fijarnos por donde andamos, pensamos en denunciar al ayuntamiento.
En lugar de asumir nuestra responsabilidad sobre nuestra salud, delegamos totalmente en la medicina de hoy. ¡Que me den algo que me cure! Y seguimos haciendo lo mismo que nos ha llevado a esa enfermedad.
En lugar de asumir nuestra responsabilidad sobre nuestro entorno, delegamos totalmente en los políticos. ¡Tienen que solucionarme esto! Pero nosotros no cambiamos nada.
Si el fin último de estas entidades como la clase médica o política fuera nuestro bien, aún estaríamos relativamente bien. El problema es que no es así. Su interés último en general es su propio lucro.
Dentro de la clase médica hay muchas personas totalmente honradas y de muy buena fe y con muy buena voluntad de ayudar a los demás. Con todo su corazón intentan poner su conocimiento para ayudar a los demás.
¿Pero dónde está el problema? En general, ¿de dónde sacan la información los médicos? De los laboratorios farmacéuticos. Ellos son les que les dan la información de los medicamentos, ellos son los que pagan los congresos y escogen de qué y como se habla. Ellos son los que tienen dinero para dirigir la prensa hacia lo que les interesa.
Siempre es la misma historia. Se publica un reportaje de la “gran novedad médica” de tal laboratorio. Solo se suelen enterar la gente vinculada a la medicina. Luego se empieza a hablar mucho, en distintos sitios como la prensa, la Tv, la radio, de esa enfermedad (lo que en marketing se llama crear la necesidad), y luego cuando ya todo el mundo habla de esa enfermedad, y todo el mundo cree que la tiene, o milagro, sale el medicamento.
¿Cuántos muertos causo en realidad la gripe aviar? No más que cualquier otra gripe, pero con el superamplificador de toda la prensa fijándose en ello todo el mundo “socorro, que miedo que nos salven”. ¿Cuántos millones de vacunas se vendieron con la gripe aviar? ¿Cuánto Tamiflú se vendió con la gripe aviar?
Ahora es la misma historia con la gripe porcina. ¿Cuántos afectados y muertos ha habido? ¿Ha habido más que en las otras gripes de cada año? ¿Cuánto Tamiflu se ha vendido? ¿Cuántas vacunas se venderán?
A nivel político pasa lo mismo. Hay gente realmente honrada y de buena fe, pero hay muchos intereses ocultos que les manipulan y no les dejan hacer.
Yo no creo que todos los políticos norteamericanos conspiraran para invadir Irak, pero sí que un reducido grupo de gente con mucho poder creo una realidad de miedo, incluido el 11-S, para manipularlos a ellos y a toda la población. Y lo triste es que por enésima vez en la historia lo consiguieron. La población enloquecida de miedo, se revolvió contra Saddam Hussein, vaya que empezaron a golpear la silla, en lugar de ver que ocurría en realidad. En realidad este pobre hombre, que hizo muchas animaladas con la gente de su país, es cierto, pero eso no importaba antes, ya les iba bien a sus intereses en la zona. Pero hay, un día decidió vender el petróleo en Euros en lugar de dolares, y como entonces dejaban de tener la fábrica del dinero… “armas de destrucción masiva”.
Sin hablar del negocio redondo que ha supuesto la venta de armamento.
Hablemos ahora dela crisis económica. Otra novela con el mismo guion. Si hay toda una serie de elementos reales, como que los bancos con las hipotecas, basura, la caída de la construcción, etc, etc.
Pero veamos por ejemplo en España. Hay varios millones de funcionarios. Estos que yo sepa siguen cobrando del estado exactamente igual que antes. Las cosas son más baratas, por tanto, en realidad tienen mayor poder adquisitivo. Esto es extensible a mucha gente que su empresa sigue funcionando bien y siguen, por tanto, cobrando con normalidad. ¿Dónde tienen ellos la crisis? En realidad es una mejora. ¿Por qué no compran? O es que estamos en crisis…. ¡Huy qué miedo!
Otro día hablaré de comprar o no comprar, pero ahora volvamos al miedo.
Es una pura cuestión de egregor colectivo. Nos dejamos atrapar por las películas que nos montan para que nos las creamos. No se habla de otra cosa, y el que intenta mantenerse al margen, o es un antipatriota, o un inadaptado, o un loco, o peor aún un enemigo al que hay que encerrar. Nos crean una realidad de estado de shock, y a partir de ese momento tragamos sin cuestionar en absoluto todo lo que nos venden (de hecho eso es una técnica de tortura). Y discretamente nos cuelan medidas o leyes que de otra manera el pueblo (y con razón) se opondría.
Ejemplo actual. Aprovechando el numerito que se ha montado en México con la gripe porcina, les han colado entre otras cosas, la “Ley de Policia Federal”, que permite a esta un grado mayor de intervencionismo.
O peor aún, un crédito de 48000 millones de dólares, y digo peor por qué esa es la típica avanzadilla de lo que se llama “sicarios económicos”. Hoy en día ya no matan a los presidentes de un país, o lo invaden con las armas. Eso solo queda como último recurso. Es más discreto y de guante blanco dar un préstamo, que al final irá a parar a los mismos de siempre, y luego cuando el estado tiene dificultades para pagar, cosa que ya se cuidarán de provocar, este es más vulnerable y manipulable. Y al final pagan los pobres, como siempre.
Dentro de un tiempo sabremos por qué tenían tanto interés en que la gente se quedara 5 días en su casa. ¿Qué están haciendo mientras que no quieren que la gente sepa?
Bueno, ante todo esto, ¿qué podemos hacer nosotros como individuos?
Tenemos dos opciones.
Seguir mirando hacia otro lado, golpeando la silla cuando nos duele, quejarnos del gobierno, de los bancos, etc. pero nosotros seguir haciendo exactamente lo mismo y pegarnos con cualquiera que nos intente mover un ápice.
O buscar opciones más constructivas.
Hay cosas que ya empiezan a ser populares como reciclar basuras, usar energías renovables, etc. De hecho, eso está incluso integrado en el sistema, porque queda bien y realmente no lo cuestiona. Pero no es suficiente.
La clave está entre otras cosas, en usar el corazón, y también la cabeza.
Usar el corazón, y cuando sentimos que algo es injusto, y si para que sea justo, nosotros tenemos que perder algo, pues aceptar que sea así.
Por ejemplo, no podemos llenarnos la boca de que hay que hacer algo por los países pobres, pero cuando una fábrica de aquí se va allí montar un número. ¿Es que allí no tienen derecho a tener fábricas? Queda políticamente correcto decir que hay que ayudar a esos países y también que las fábricas no se vayan. El problema es que no es posible nadar y guardar la ropa. O se fabrica aquí o se fabrica allí. Cuando de Alemania venían a España bien que nos gustaba, no nos quejábamos. Otro día hablaré del tema más en detalle, ya que el hecho de que una fábrica vaya fuera no tiene que ser un problema aquí ni una ventaja allí.
Usar la cabeza para usar soluciones lógicas y razonables para todos. Pero razonables de verdad. Razonable quiere decir basado en la razón. El problema es que habitualmente nos venden como razonable cosas que no lo son y que en realidad están basadas en las vísceras. Y evidentemente nuestras vísceras están sazonadas del miedo que nos crean, para que sintamos lo que ellos quieren y así se salen con la suya.
¿Entonces como podemos actuar con la razón? Primero de todo, hacer un esfuerzo por entender realmente de que va la situación, aprender a leer entre líneas. Dejar de pensar que es una cuestión de expertos, que yo no se nada del tema. Hacer un esfuerzo por beber de varias fuentes de información, si pude ser de tinte distinto, así con todo el arco iris la luz se vuelve blanca.
No hace falta volverse paranoico. Simplemente, ver que nos plantean desde el que teóricamente es nuestro lado, ver que plantea el otro u otros lados. Partir de la base que lo otros también creen que están haciendo lo mejor, incluso en el peor de los países la mayoría de la gente hace lo que cree que es mejor para su país. Dialogar todo lo necesario. Ver si hay un punto donde podemos confluir sin necesidad de conflicto. Si se llega al consenso, tenemos la fuerza de todos en conjunto, donde uno y uno es más que dos. Si se “derrota” al otro tenemos un enemigo.
Si buscamos lo mejor del otro, y el otro busca lo mejor en nosotros, todos sacamos lo mejor de nosotros, por lo que el resultado será el mejor posible.
Y una tercera cuestión de vital importancia. La física cuántica demuestra que la conciencia del observador altera el resultado en los experimentos. Por tanto, es de vital importancia siempre alinearse con las cosas positivas. Por ejemplo, grupos pro paz, grupos pro medio ambiente, grupos pro comida para los pobres, grupos pro ….lo que sintamos que queremos apoyar.
Si nos alineamos con cosas negativas, también les damos fuerza, PERO A LO QUE NO QUEREMOS. Si nos polarizamos contra la guerra, en realidad creamos guerra para poder estar en donde ponemos conciencia, si luchamos contra la droga, creamos droga, y así.
Es vital encontrar siempre el lado positivo por el que trabajar en el aspecto que queremos que salga de nuestra vida, de nuestra historia, sin darle energía en absoluto a lo que no queremos. Si no damos gota de energía a lo que no queremos, eso muere de inanición. A lo que ponemos atención crece.
Autor artículo: Josep Vergés Fecha: 03/05/2009