Mi experiencia con los «indignados»
He oído hablar a mucha gente sobre los indignados. Que si son esto, que si son esto otro, que si tendrían que hacer, que si no hacen, que si no hacen cosas prácticas.
Casi todas las personas que comentan no se han acercado. La mayoría hablan de lo que han oído de «opinadores profesionales» o a otras personas que tampoco han ido.
Yo sí he estado, y siempre que puedo participo, habitualmente en el grupo de Girona, pero también he estado en reuniones de comisiones del grupo de Puerta del Sol en Madrid.
Se dice que hay mucho «perroflauta». Es cierto que suele haber gente, que normalmente se les ve mucho por el hecho de llevar perro y/o una estética Bob Marley o llamativa de alguna manera. Por diferentes motivos, conozco mucha gente que podríamos decir que son de esta «tribu». Excepto algunos que puedan estar mal por otros problemas, como el abuso de drogas, como pasa en cualquier otro colectivo, en general son muy buena gente y muy solidarios entre ellos.
También se dice que la mayoría son gente joven. Cierto y normal. Históricamente, siempre han sido los jóvenes los que inician los cambios sociales.
También se dice que no se enteran, que son incultos. Puede que algunos sí, pero una buena parte son gente muy preparada, con estudios y/o una profunda sabiduría innata. Alguien que me merece mucho respeto me comento que él en las asambleas ha visto lo mejor de lo mejor. Y estoy de acuerdo
También se dice que no hay gente mayor. Es verdad que hay poca, pero la hay, y en todo caso será problema de la gente mayor que no va más, no porque no sean bienvenidos. Aunque también existen grupos de «yayoflautas»
Y después de rebatir los tópicos que se dicen en contra, quiero aportar muchas cosas a favor.
En general he visto una altísima y muy clara sensibilidad a todo lo que sea falta de respeto, falta de ética, falta de integridad, de colaboración, a todo lo que sea caradura, cinismo, explotación del hombre por el hombre, machismo, abuso de poder. Hasta unos puntos que al principio, acostumbrado a lo que se encuentra normalmente por ahí, me parecía un poco exagerado.
Luego he entendido que no hay un punto medio. Por ejemplo, no existe algo como mucho o poco respeto. O hay respeto o no lo hay. Y ellos lo tienen muy claro.
O lo que sea que se construya, se hace desde el respeto, o vamos a repetir lo que ya tenemos.
Otra cosa que también tienen muy clara es que nadie representa a nadie. Todo el mundo se representa a sí mismo y ya está. Las decisiones se toman básicamente por consenso. Si alguien discrepa, se escuchan sus razones. Si hace falta se pospone la decisión hasta que se ha encontrado puntos de encuentro entre todos. Solo en casos muy contados se hace por votación, y para que sea válida tiene que ser una mayoría casi de todos. La idea que subyace es que una votación simple, excluye a los que se oponen o piensan distinto. El consenso integra a todos. Esto es verdaderamente democracia, no lo que nos venden en política en que el fuerte machaca al débil.
Se dice que no hay líderes ni representantes. ¿Para qué los queremos? ¿Para volver a que unos pocos tomen decisiones para unos muchos?
Así las decisiones surgen de la verdadera aportación de todos. Sin excluir a nadie. Sí que hay personas más dinámicas y participativas, que puede que sean más visibles y que dinamizan, pero no deciden por los demás y se rota en cualquier función, por ejemplo en las asambleas.
Esto les cuesta mucho entenderlo a la gente acostumbrada a estructuras verticales, donde alguien decide por ti, pero precisamente por eso esos “jefes” te están quitando tu poder personal.
Una cosa que yo digo es que actualmente se está trabajando con las raíces. Se está construyendo una nueva forma de funcionar en la que aún no hay referencias. Puede que, al menos de forma inmediata, no se vean resultados claramente relacionados. Pero poco a poco está impregnando, para bien, a toda la sociedad con un paradigma de respeto, de actuación pacífica, incluso ante la violencia ejercida por “el poder establecido” que no quiere devolverlo al pueblo, de trabajar todos juntos por el bien común más allá de banderas, ideologías e intereses egoístas.
La verdad es que son aire fresco en el viciado, cerrado y autosostenido stablismen político y sindical actual, donde su único interés real es perpetuarse ellos mismos en el poder.
Autor: Josep Vergés Fecha: 18/2/12