La reflexoterapia podal (masaje a los pies o reflexoterápia podal) es bastante conocido. Se basa en que en los pies se encuentran zonas reflejas de todo el cuerpo que se pueden masajear para mejorar el estado, o sanar, las partes del cuerpo afectadas por algún problema.

Pero poca gente conoce que en las manos ocurre el mismo fenómeno de zonas reflejas.
La gran ventaja del masaje en las manos es que se lo puede hacer uno mismo de forma más fácil por distintos motivos.
No hace falta posturas raras y llamativas que dificulten el proceso y así se puede hacer directamente en cualquier sitio, de viaje, en el trabajo,  en casa sin que nadie se dé cuenta,  pues con una mano se puede masajear la otra, y se requiere niveles de presión (por tanto de fuerza) mucho más suaves. Con los pies hay que quitarse los zapatos y hacer posturas “raras” que en seguida llamarian la atención.
 La gran ventaja de las manos es que permite liberar dolores, tensiones, malestares en cualquier parte del cuerpo, en cualquier momento y lugar.

Otros aspectos importantes a tener en cuenta respecto a la Consciencia Corporal, es lo que podríamos llamar la “consciencia postural” y también relacionada con ella la “consciencia lateral”.
Son dos aspectos que para mucha gente que no conoce la relación entre cuerpo y estados anímicos puede parecer irrelevante, pero no lo es en absoluto como veremos en el desarrollo de este artículo y podréis experimentar con los experimentos sugeridos.
La mayoría de personas no son en absoluto, o lo son muy poco, conscientes de su postura corporal. Suelen tener una postura más o menos erguida, pero la que tienen es la que tienen y no tienen ni idea de cómo es ni por qué, ni menos que se puede modificar.
Y tampoco tienen ni idea de que eso influye en sus estados anímicos y al mismo tiempo sus estados anímicos, afectan a su postura.
Y en algunos casos a veces te haces la pregunta de cómo esa persona puede ir por el mundo, con la incomodidad que tiene que dar esa postura, y no hacer nada por cambiarla. Pero la razón es muy sencilla, su cuerpo tiene “memorizada” esa postura como la “normal”, y hagamos lo que hagamos, al final tendemos a recuperar esa “pose”.
A eso es a lo que hago referencia con el término “Consciencia Postural”. Literalmente a ser consciente de la “postura”, de cómo se sitúa tu cuerpo en la vertical, de cómo tus miembros se alinean unos con otros.

Cada vez más gente experimenta vértigos, mareos, ver colores o estrellitas, oír voces o sonidos, además de las clásicas enfermedades, y no sabe que la mayoría de esos episodios tienen que ver con el despertar espiritual, o crisis espirituales.
Para situar el tema un ejemplo seria el típico mareo en barco o en coche que se debe a que el cerebro físico recibe señales "contradictorias" respecto a la "realidad" habitual. Me explico.

Mucha gente no entiende a qué me refiero cuando hablo de consciencia corporal, pues suele haber un gran desconocimiento. Ese desconocimiento no es tanto del cuerpo físico, de dónde están los órganos básicos, algo hoy en día todo el mundo más o menos conoce, sino que me estoy refiriendo a sentir cada parte del cuerpo, notando las cosas que ocurren ahí dentro.
Cuando se tiene dolor de estómago o se ha recibido algún daño, más o menos todo el mundo llega a notarlo. Pero algo que me sorprendió cuando empecé a recibir clases de consciencia corporal fue que había mucha gente que en realidad no notaban en absoluto partes de su cuerpo a no ser que los pincharas, por decirlo de alguna manera. Y no es que yo fuera ninguna maravilla, pero me resultaba sorprendente el extremo de falta de esa consciencia al que llegaban l@s compañer@s de clase. Ahí entendí cómo, por ejemplo, se pueden llevar zapatos de tacón que destrozan el pie y no enterarse de los gritos de socorro que éste emite sin lugar a dudas.

Tampoco se trata de caer en un narcisismo y una autocontemplación, pero sí que es importante como vehículo en el que estamos, cuidarlo bien para que funcione correctamente. A veces es tan sencillo como estar un poco alerta, notar lo que nos está diciendo y responder ante eso antes de que vaya a  peor.
Si el trabajo se hace correctamente puedes estar años sin ir al médico, porque si lo notas simplemente antes de que esto degenere en una enfermedad eres capaz de restituir la situación de forma interna

El masaje que voy a describir se lo puede hacer uno mismo. No hace falta ni conocimientos de fisiología ni nada en particular, solo estar en un espacio cómodo y relajado y en AMOR a uno mismo. Es el propio cuerpo quien lo efectúa desde su propia sabiduría interna.
Cuando los que deciden hacérselo porque les resuena se abren y lo aplican bien, tiene resultados espectaculares. Recomiendo probarlo al menos 2 ó 3 veces y experimentar los sorprendentes resultados antes de opinar o decidir sobre él.
Voy a dividir el artículo en varias secciones para facilitar que se pueda captar la idea correctamente, porque es clave para aplicarlo bien.
También recomiendo hacer varias lecturas de todo el artículo entero para interiorizar mejor el proceso, pues mientras se aplica no se pueden estar leyendo las instrucciones.

Tendemos a pensar que nosotros somos nosotros, y la enfermedad es la enfermedad, como si fuera algo distinto a nosotros, pero en realidad es parte de nosotros. Demasiados años nos han contado que las enfermedades son unos bichitos que nos atacan. Si fuera así, ¿ porque no atacan por igual a todos?
Precisamente la dificultad de la solución del problema es que vivimos la enfermedad como ajena, como algo ajeno a exterminar.

Cuando tenemos un punto que duele y, por ejemplo, no lo podemos mover en todo su recorrido, pongamos que un brazo, tenemos varias maneras de resolverlo. Dependiendo de esa solución, los resultados posteriores serán muy distintos.
Una opción habitual es tomarse algún calmante para no notar el dolor. El resultado es que no notamos el dolor, es cierto, pero precisamente el dolor es una protección que nos avisa de que algo está mal. Y eso que está mal lo vamos a forzar y, entonces, el resultado final a menudo es que después del efecto del calmante, la situación es todavía peor, pues duele más al haber forzado o como mínimo lo mismo, pues la situación está igual.  Por tanto, en realidad, no es una buena solución, ya que solo enmascaramos el problema.

Otro acercamiento habitual es el de forzar. Es el típico de los entrenadores deportivos. Si no puedes estirar el brazo del todo te dicen que lo fuerces aunque duela. El problema es que precisamente el dolor que genera ese músculo provoca automáticamente la tensión del músculo contrario para intentar evitar un daño mayor en el punto doloroso. Al final, acabamos agarrotados y con microesguinces en los dos músculos antagónicos. Por tanto, en la mayoría de los casos tampoco es solución.