Cantar el OM

Simbolo OM

Cada vez más gente canta el mantram OM.
Para la mayoría tiene un sentido que podríamos llamar «religioso» o «espiritual» y de invocación, de arquetipo divino. Es un poco como rezar invocando a Dios, al Universo o como lo queramos llamar, pero de una manera más aconfesional. Esa forma de hacerlo es válida, no hay ningún problema en hacerlo.

Pero también tiene una vertiente importantísima que tiene que ver con el «sonido», con la “vibración” que muy poca gente tiene en cuenta, y que va más allá de que creamos o no en un ser superior.
En la mayoría de grupos que lo cantan notas que no le dan importancia al sonido en sí. Es solo repetir unas cuantas veces la palabra OM y ya está, como quien reza un rosario. No tienen en cuenta el sonido en sí, con la energía que eso mueve.

El efecto beneficioso para nosotros y nuestro entorno, es infinitamente más poderoso si al hacer el sonido, no lo hacemos solamente con las cuerdas vocales como es habitual, sino haciendo que nuestro cuerpo “resuene”, “vibre”, también con el sonido. Lo ideal es que notemos que todo el cuerpo vibra con ese sonido, aunque eso es difícil sin práctica. Pero si es bastante más fácil hacer que al menos resuene la cavidad torácica, y si puede ser, también la cabeza.
Cuando conseguimos que resuene, al menos nuestro pecho, se produce un efecto de sanación, de expansión. Tiene que ver, entre otras cosas, como la estimulación de la glándula “timo”, que está justo en el pecho, que así no se atrofia. Eso lo notamos de muchas maneras, pero las más frecuentes son calor en el pecho, sensación de expandirnos, de bienestar, de paz, etc.
Realmente cuando eso ocurre, literalmente “nos abrimos al AMOR”. Nos abrimos a que el AMOR con mayúsculas se manifieste a través de nuestro corazón.
Eso nos llena de energía a raudales, de Prana, nos sana, nos alimenta, nos da bienestar, etc. ¡¡¡¡Y es gratis!!!!!
De hecho este fenómeno ocurre igual, digamos OM, solo la O o también la A o cualquier otro sonido parecido, que sea una vocal y grave. La I no sirve. Y de hecho la O es la mejor.
También a los hombres por el hecho de tener la voz más grave suele sernos más fácil, pero las mujeres lo pueden hacer perfectamente también.
Conocer técnicas de canto puede ayudar mucho. No hablo de ópera, sino de saber resonar las cavidades de la cabeza, etc.

De hecho los famosos Gyuto Monks estan haciendo esto. Podeis verlos y oirlos en este video

http://www.youtube.com/watch?v=M6LwoXma_X0

No espero que al primer día seáis capaces de hacer eso y de hacer armónicos, que es otro tema aunque relacionado. Pero no es difícil con un poco de práctica conseguir que haya un mínimo de resonancia en nuestro cuerpo.
Los resultados son espectaculares comparado con hacerlo sin resonar. Porque esa resonancia moviliza mucha energía, ¿y para qué hacemos el OM si no? Pues ya que lo hacemos aprovechemos todos sus beneficios, ¿no?

Otro factor también poco conocido es el hecho de que muchas veces se oye una verdadera “olla de grillos” en un grupo cantando el OM. Cada uno hace el tono que quiere, sin que ese tono encaje con los demás, y cada uno acaba también cuando quiere. Eso puede hacernos sentir muy libres, y está bien que podamos experimentar nuestra voz y ritmo, pero eso crea desarmonía, “mala vibración” para entendernos. La vibración de uno anula la del otro.

Es muchísimo más potente, cuando el grupo es capaz de armonizar el sonido. Cada uno lo hace en la octava que le va mejor, pero TODOS hacen la misma nota, la que sea. Al hacer eso, como una nota es armónica de la otra, las vibraciones se suman, aumentando, por tanto, la potencia de la vibración. Es pura física, aunque también hay un efecto esotérico.
Y eso tiene dos consecuencias directas e inmediatas. Una es que el sonido del de a mi lado me ayuda a mí a poder vibrar con más fuerza y el mío al de al lado, con lo cual TODOS salimos reforzados. Y otra es que la vibración colectiva también es muchísimo más potente, por lo tanto, el grupo es más potente al sumar la energía de todos.
La razón esotérica es que un grupo que es capaz de cantar de forma armónica, está mucho más cohesionado a muchos niveles. Ocurre en los dos sentidos. Al estar más armonizados el canto se armoniza y al cantar de forma armónica, la relación se armoniza.

Un buen ejemplo es el del Canto Gregoriano. o

(Ver video de los Monjes de Silos)

Así que ya sabéis, si cantáis el OM, sacadle todo el provecho cantándolo con resonancia. Y si lo hacéis en grupo, de forma armónica entre todos. Solo hay que practicar un poco.

Autor artículo: Josep Vergés Fecha: 11/09/10

https://www.conscienciayenergia.org/cantar-el-om/




“Resonar las piedras”

Iglesia Románica

Es un fenómeno difícil de explicar y espero que algún día pueda dar más detalles técnicos al respecto. Si alguien tiene una explicación, por rara que sea, por favor que me la haga llegar.

De momento, solo puedo decir que quien lo ha experimentado sabrá de qué hablo. Que no tengamos una explicación científica no quiere decir que el fenómeno no exista.

El fenómeno consiste en que en algunos lugares, como templos de piedra, salas de concierto especiales o valles de piedra, tienen la propiedad entrar en resonancia ante algunos sonidos emitidos por la voz humana o instrumentos musicales.

PERO SOLO ocurre con ALGUNAS personas o incluso momentos de estas personas

Además, no es el acoplamiento de resonancia como el de una cuerda de un laúd con su gemela. Eso puede ocurrir si se hace un sonido a una frecuencia dada, si esa frecuencia coincide con la frecuencia natural del lugar, que dependerá de su forma, volumen, etc como ocurre con cualquier instrumento. Pero si fuera por este motivo, SOLO ocurriría con una frecuencia concreta y/ o sus armónicos correspondientes.

Lo habitual siempre es que hay un, o unos, instrumentos o voz y el sonido se propaga hasta el oído de los oyentes.

Pero de lo que hablamos es algo más que eso. Cuando ocurre, A CUALQUIER frecuencia, todo resuena. Todo el espacio se convierte en instrumento. Los oyentes están DENTRO del instrumento, todo pasa a ser instrumento, incluido el espacio y el contenedor, es decir el templo, sala de conciertos o valle. Podríamos decir que las paredes también “suenan”, y eso crea esa sensación envolvente. Envolvente porque realmente estás envuelto de generación de sonido.

Sería como decir que el artista toca unas teclas con su instrumento (voz, violín, o lo que sea) y que el lugar, como si fuera un órgano de tubos, responde emitiendo esa nota superamplificada. Y para que ello ocurra, literalmente las piedras tienen que resonar, tienen que vibrar.

Este fenómeno puede llevar al “éxtasis” de muchos de los presentes en la experiencia. Y por ello van a pensar que es su experiencia emocional, que no ocurre fuera de ellos. Pero sí ocurre y, de hecho, el “éxtasis” o la elevación interior es consecuencia, al menos en parte, de que eso ocurra, no la revés.

Cuando eso sucede, nosotros también somos parte del “instrumento” y vibramos, por tanto, de forma unitaria con él. Ese vibrar de forma sincronizada crea una sensación maravillosa de comunión entre los presentes, de armonía, de unidad, lo que también contribuye a la experiencia de “éxtasis”.

Autor artículo: Josep Vergés Fecha: 07/07/2010