Automasaje de manos
La reflexoterapia podal (masaje a los pies o reflexoterapia podal) es bastante conocido. Se basa en que en los pies se encuentran zonas reflejas de todo el cuerpo que se pueden masajear para mejorar el estado, o sanar, las partes del cuerpo afectadas por algún problema.
Pero poca gente conoce que en las manos ocurre el mismo fenómeno de zonas reflejas.
La gran ventaja del masaje en las manos es que se lo puede hacer uno mismo de forma más fácil por distintos motivos.
No hace falta posturas raras y llamativas que dificulten el proceso y así se puede hacer directamente en cualquier sitio, de viaje, en el trabajo, en casa, sin que nadie se dé cuenta, pues con una mano se puede masajear la otra, y se requiere niveles de presión (por tanto, de fuerza) mucho más suaves.
Con los pies hay que quitarse los zapatos y hacer posturas “raras” que en seguida llamarían la atención.
La gran ventaja de las manos es que permite liberar dolores, tensiones, malestares en cualquier parte del cuerpo, en cualquier momento y lugar.
Aunque hay unos planos que indican donde se refleja cada zona del cuerpo en la mano y puede estar bien más o menos tener una pequeña idea de lo que es cada cosa, no es imprescindible conocer exactamente qué punto estamos tocando. Con saber un poco por qué área nos estamos moviendo, el cuerpo ya responderá y lo notaremos. Los dedos son la cabeza, la base del dedo gordo, la columna, y siguiendo hacia muñeca vamos bajando por el cuerpo.
Lo que haremos es ir pasando el dedo pulgar por la parte interior de la mano, apretando, y aguantando la mano con los otros dedos por detrás. En el punto donde notamos que hay dolor o que hay alguna sensación rara, y sobre todo si notamos respuesta en alguna parte del cuerpo que donde tocamos es reflejo, nos quedamos allí y vamos masajeando ese punto.
Es muy importante observar la respiración y no dejar que se corte bajo ningún concepto.
Sin obsesionarse, pero a la que notamos que la respiración para o se bloquea, sin forzar volvemos a respirar. No importa si se vuelve profunda y larga, de hecho mejor. Intentaremos respirar por la nariz, aunque si necesitamos hacerlo por la boca lo hacemos. Si necesitamos, y donde estamos es posible, hacer la respiración ruidosa, o como ronronear, lo hacemos. Si nos salen bostezos, bostezamos.
Mientras hacemos el masaje podemos ir notando sensaciones diversas en partes del cuerpo, asociadas al punto, o en otras. Dependiendo de nuestra sensibilidad podemos notar muchas cosas o muy pocas por el cuerpo, pero eso no afecta mucho a la sanación producida. Es importante registrar, sin juzgar, las sensaciones, dolores, calores o lo que sea que notemos por el cuerpo, al masajear la mano. Es interesante ir aumentando poco a poco esa sensibilidad corporal, y se consigue simplemente estando atento, observando, sin juzgar ni racionalizar, simplemente registrando las sensaciones.
También es normal notar sensaciones en el interior de la cabeza, pues en ella también hay un mapa reflejo del cuerpo. Son los DHS de la Nueva Medicina Germánica. Entonces, ya sea que la mano actúa sobre el cerebro y este sobre el cuerpo, o la mano sobre el cuerpo y el cerebro responde al cuerpo, o las dos cosas a la vez, el caso es que podemos tener sensaciones en las dos partes simultáneamente.
Debido a que se pueden movilizar energías importantes en el interior, podemos tener incluso una sensación de mareo, calores, sudores, etc, que ya remitirá cuando terminemos. Lo normal al terminar es sentir una fuerte sensación de mejora, de expansión, de relajación.
En momentos puntuales podemos masajear solo una parte concreta, donde más o menos sospechamos que es necesario hacerlo, pero siempre es necesario y recomendable hacerlo al menos un poco alrededor de ese punto para ayudar a “drenar” lo que sea.
Pero como el cuerpo en realidad es una unidad, casi siempre cuando hay una zona afectada, de rebote, hay otras zonas que también están afectadas, aunque no seamos conscientes. Por eso es recomendable hacer un repaso completo a toda la mano, aunque insistiendo en las zonas que notamos afectadas.
La mejor manera de hacerlo bien es ser metódicos.
Es decir, seguir una ruta estándar que nos permita masajear toda la mano sin dejarnos ninguna parte.
El proceso es sencillo, empezamos por la punta del meñique y vamos haciendo círculos con una cierta presión con el pulgar sobre la punta del meñique. Si lo sentimos mejor, también movimientos laterales o hacia arriba o abajo, o una combinación de todos esos movimientos. Como lo sintamos.
Hay que hacer una cierta presión, aunque haya dolor, y según sintamos. A veces va bien apretar muy fuerte, aunque duela mucho (cuidando que no se corte la respiración). Como es una zona refleja, aunque duela mucho, podemos apretar sin miedo a dañar la parte refleja. De hecho, cuando duele al apretar precisamente estamos “movilizando” la zona refleja.
Atención, nunca se debería presionar con fuerza puntos dolorosos en el cuerpo en sí, pues podemos hacernos mucho daño. Siempre deberíamos trabajar los alrededores, pero no el punto donde duele (Ver: «Como acercarse a los puntos que duelen y a los miedos”). Pero aquí estamos hablando de zonas reflejas y precisamente la clave es presionar los puntos que duelen, y no hay riesgo.
Si no notamos mucha respuesta en esa zona, o cuando ya se ha atenuado las sensaciones que producía ese punto, desplazamos un poco el masaje por el dedo hacia el interior de la mano, el grosor del dedo que usamos para masajear. Estamos un poco allí y luego otro paso, etc. Poco a poco vamos llegando hacia la base del dedo siguiendo el dedo. Cuando llegamos a la base del dedo, pasamos al siguiente dedo de la mano, empezando por la punta y llegando a la base. Luego al siguiente dedo y así, incluyendo el pulgar.
Cuando hemos terminado con los dedos, empezamos con la palma, por la base del dedo meñique siguiendo los huesos que son la continuación del dedo (metacarpios). Luego entre los huesos de ese dedo y el siguiente. Luego el siguiente y así. Al final también la zona prácticamente de la muñeca (carpios).Es importante llegar a hacer toda la mano entera. Cuando acabamos con una mano, pasamos a la otra, y aplicamos el mismo método.
Si durante el proceso sentimos que debemos saltar a otra parte, porque nos está “llamando” lo hacemos. Confiemos en nuestra intuición o sentir. Pero cuando acabamos ese punto aparte, volvemos al punto donde estábamos. Es muy importante ser metódico para no dejar “abandonada” ninguna parte del cuerpo, pues es muy frecuente que precisamente eso ocurra con nuestras zonas “negadas” que suelen ser precisamente las que más atención necesitan.
Una vez acabamos todo el ciclo de las dos manos, lo normal es ya terminar, pero si alguna parte nos “llama” insistimos un poco más.
También es importante hacer todo el proceso con Amor y respeto al cuerpo. No estamos obligándolo a nada, estamos amorosamente ayudándolo a resolver alguna cosa mal resuelta anteriormente. No es un concurso, ni una clase de instrucción militar, ni algo matemático. Estamos poniendo atención y escuchando lo que el cuerpo necesita decirnos, y le respondemos con cariño, comprensión y respetos. No es nuestro esclavo, es nuestro vehículo en esta vida.
Al finalizar del todo, es recomendable, si es posible, mantenerse unos minutos relajado, en una postura cómoda, si puede ser con los ojos cerrados mejor. Así el cuerpo puede terminar de elaborar y movilizar internamente todo lo que necesita para integrar lo que hemos trabajado.
Ejemplo:
Empezamos por la punta del dedo meñique (cuadro 1), vamos siguiendo por el meñique hasta llegar a la base del meñique (cuadro 2), seguimos con la punta del dedo anular (cuadro 3), seguimos por el anular (cuadro 4) hasta la base. Luego el dedo corazón de punta a raíz, seguimos por el índice de punta a raíz. Luego pasamos a la punta del pulgar (cuadro 5) hasta su base (cuadro 6).
Acabados los dedos, pasamos a la palma de la mano en la base del índice (cuadro 7), siguiendo por los metacarpios de ese dedo (cuadro 8). Después entre los metacarpios del indice y el anular en la raíz de los dedos (cuadro 9) y así vamos siguiendo por la palma (cuadro 10), hasta que la cubrimos toda.
Autor: Josep Vergés Fecha: 6/11/2016