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Estamos en una sociedad que ha perdido la consciencia de la relación de la mayoría de cosas que utiliza o consume respecto a su origen.

Se ha llegado a un punto en el cual pensamos que las cosas salen del dinero.

Esto se hace muy evidente en todo el tema de la alimentación. Especialmente, la gente joven no relaciona para nada, por ejemplo la leche, con un ser vivo que se llama vaca que vive en una granja y que come pasto o forraje. Aunque lo sepan, no son conscientes de que el pasto sale del campo y que hay unas personas que lo cultivan, otras que gestionan las vacas, más otras que con un camión la recoge y otras que preparan y envasan la leche, etc.

Esa distancia mental entre las cosas, permite entonces una absoluta indiferencia ante todo lo que tenga que ver, siguiendo con el ejemplo de la leche, con las condiciones de cómo y quien la produce. Sólo importa lo que "me" cuesta en dinero a "mi". Por tanto, si lo puedo conseguir más barato, mejor, no importa a costa de qué.

Antiguamente, existía una continuidad en la consciencia de las personas entre un producto, por ejemplo una lechuga, la persona que la había cultivado y la traía, nosotros como consumidores e, incluso, con la Tierra y "Dios" o como lo queramos llamar. Existía un cierto sentido de identidad, de comunicación, de pertenencia, de agradecimiento al ser consciente de donde procedía esa lechuga. Aunque se pagara dinero por ello como forma sencilla de intercambio. Se valoraba de manera natural todo lo que tenía que ver con que esa lechuga hubiera llegado a mi.enciam

Esa relación se ha cortado. Ahora, todo "sale" del dinero. Por lo tanto, sólo ponemos consciencia a "cuánto" dinero cuesta y a "cómo" conseguir dinero.

Eso tiene, de entrada, una muy grave consecuencia: todo "importa" sólo en función de lo que "vale" en dinero. No de lo que “vale” intrínsecamente por lo que Es. Esa relación de pertenencia, de identidad se ha desplazado al dinero. Somos en función del dinero que tenemos y las cosas las valoramos en función del dinero que nos cuestan.

Incluso las relaciones humanas se han monedizado. En muchos casos, el otro es importante en función de qué dinero puedo obtener de él, cuánto dinero me va a costar mi relación con esa persona.

La Consciencia sólo hacia el dinero es lo que lleva a que hoy en día el ocio esté totalmente relacionado con relaciones comerciales. Nos relacionamos mientras compramos objetos o sensaciones. Cada vez más, no hay relación con los otros sin otra cosa que no sea eso, siempre es a partir de un acto externo donde se paga dinero, de una manera u otra, para que nos den la experiencia.

Por eso, socialmente cada vez hay una mayor sensación de vacío, de fracaso, de que algo anda mal. Y entonces echamos la culpa al gobierno, al vecino, al jefe, a la pareja o a la suegra. Y cambiamos de casa, de amigo, de jefe, de pareja y suegra... y al principio hay ilusión, pero pasado un tiempo vuelve más fuerte la sensación de fracaso, pues en el fondo sabemos que no hemos resuelto el problema y el cambio no ha servido. Así que decidimos otro cambio que acabará probablemente igual. Los especialistas de marketing saben esto y juegan con nosotros como quieren.

Una cosa es importante en función de lo que cuesta. Por más importante a nivel de supervivencia en el planeta que esa cosa sea, si destruyéndolo se consigue dinero, no importa, lo destruimos. Así estamos destruyendo las selvas tropicales o contaminando el campo de cultivo del pueblo de al lado.

Se ha perdido esa relación de reverencia con la madre Tierra como generadora de todo lo que usamos para comer, vestirnos, viajar, etc. No nos damos cuenta de que, incluso, nosotros estamos hechos de “Ella”.

Estamos perdidos si no recuperamos esa consciencia. Porque esa consciencia es lo que permite que seamos respetuosos con las cosas por lo que Son, no por lo que cuestan. Esa consciencia es la que nos permite discriminar lo importante de lo superfluo. Es la que nos permite recuperar la ilusión por Ser y sentirnos “conectados” a la VIDA en mayúsculas. Eso es lo que da sensación de plenitud, de realización.

Esa sensación que de verdad nos de plenitud en la vida nunca la encontraremos comprando. Únicamente la encontraremos AMANDO lo que Es por lo que Es, no por lo que vale o aporta. La encontraremos recuperando la reverencia por todo lo que nos rodea, maravillándonos de lo que hay en nosotros y a nuestro alrededor. Dejando de poner más energía en lo que no tenemos y centrándonos en agradecer la infinitud de cosas que la VIDA nos da a cada instante.

gratitude-water-crystalMuchas tradiciones ponen mucho énfasis en el agradecimiento. En otro artículo hablaré sobre el efecto del agradecimiento sobre la energía, pero también tiene un efecto importante sobre la consciencia. Cuando agradecemos, tomamos consciencia y, por tanto, RECONOCEMOS a lo que agradecemos, le damos EXISTENCIA y razón de Ser. En principio, reconocemos a la persona que nos entrega el objeto o el servicio, aunque también seria importante agradecer al objeto o servicio en sí, que nos llega, el hecho de que podamos disfrutar de él.

Si, a su vez, la persona que nos hace llegar lo que sea, lo ha agradecido a los que le han servido a el/ella, mantenemos una cadena de consciencia que llega a su origen definitivo de todo: a la Vida o a la Madre Tierra. Al final, es un reconocimiento y agradecimiento a la gran Madre que nos da la Vida.

De hecho, al mismo tiempo que agradecemos a la persona, sería realmente de valor agradecer también a la VIDA, a la Madre Tierra por poder disfrutar de eso. De esa manera RECONOCEMOS a la fuente de todo.

Quizá no hace falta saber toda la cadena de producción de ese objeto, pero al menos en las cosas importantes como la alimentación sí deberíamos tener una idea. De ahí la importancia de volver a lo próximo, lo personal, en al medida de lo posible.

Aunque esto puede parecer irrelevante, a la larga nuestra consciencia cambiará de posición. Dejaremos de ser el centro del universo, para ser un universo relacionado con otros universos que solo SON en la medida en que interactúan con nosotros. Pasaremos de ser meros receptores del Universo a ser cocreadores del Universo.

Autor artículo: Josep Vergés  Fecha: 21/2/2010

 

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